Dar gracias a Dios, no es “pagarle” darle algo a cambio, es
reconocer el favor el Don, aceptar la gratuidad saber que es impagable; porque
todo es Don suyo
Hay un salmo que comienza; “Cómo pagaré, a Yhv, todo el bien
que me ha hecho, alzaré la Copa de la salvación invocando su Nombre, cumpliré
al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo”
Todo lo que tenemos lo hemos recibido de Dios, directamente
en algunos casos, la mayoría por medio de las criaturas, las causas segundas,
aquello de lo que somos conscientes y aquello de lo que no somos conscientes,
por haberlo tenido siempre, o por no saber valorarlo
Pero hay veces que recibimos o creemos recibir de Dios un
don, una ayuda la respuesta a una plegaria, y, entonces a veces queremos
pagarle, como si pudiésemos pagarle a Dios, a quien pertenece todo, empezando
por nosotros mismos
Y, se nos ocurren a veces auténticas majaderías, cuando lo
que tenemos que hacer es ser agradecidos, y, hasta ahí, estaremos dando a Dios,
lo que ya es suyo, y, dando gracias con Jesús, y, por Jesús, pero si queremos
materializar esa gratitud sabiendo que nunca pagaremos, lo mismo que la persona
que solicitaba un favor a otra de mayor clase social, y, a la que para demostrar su gratitud, le enviaba
un ramo de flores, si era una dama, una caja de vino, o licor, o puros, si era
un caballero
Por qué pues porque la flor se marchita, el vino se bebe, el
cigarro se fuma, y desaparece, la persona no tenía ante sí un objeto que le
recordase, quién se lo había regalado
Pues en cierto modo, en este caso, pero no se trata de
regalar flores, si no de cumplir los mandamientos, eso es la mayor gratitud y, además es lo que
debemos de hacer