jueves, 29 de junio de 2017

Dar gracias a Dios




Dar gracias a Dios, no es “pagarle” darle algo a cambio, es reconocer el favor el Don, aceptar la gratuidad saber que es impagable; porque todo es Don suyo
Hay un salmo que comienza; “Cómo pagaré, a Yhv, todo el bien que me ha hecho, alzaré la Copa de la salvación invocando su Nombre, cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo”
Todo lo que tenemos lo hemos recibido de Dios, directamente en algunos casos, la mayoría por medio de las criaturas, las causas segundas, aquello de lo que somos conscientes y aquello de lo que no somos conscientes, por haberlo tenido siempre, o por no saber valorarlo
Pero hay veces que recibimos o creemos recibir de Dios un don, una ayuda la respuesta a una plegaria, y, entonces a veces queremos pagarle, como si pudiésemos pagarle a Dios, a quien pertenece todo, empezando por nosotros mismos
Y, se nos ocurren a veces auténticas majaderías, cuando lo que tenemos que hacer es ser agradecidos, y, hasta ahí, estaremos dando a Dios, lo que ya es suyo, y, dando gracias con Jesús, y, por Jesús, pero si queremos materializar esa gratitud sabiendo que nunca pagaremos, lo mismo que la persona que solicitaba un favor a otra de mayor clase social,  y, a la que para demostrar su gratitud, le enviaba un ramo de flores, si era una dama, una caja de vino, o licor, o puros, si era un caballero
Por qué pues porque la flor se marchita, el vino se bebe, el cigarro se fuma, y desaparece, la persona no tenía ante sí un objeto que le recordase, quién se lo había regalado
Pues en cierto modo, en este caso, pero no se trata de regalar flores, si no de cumplir los mandamientos,  eso es la mayor gratitud y, además es lo que debemos de hacer