lunes, 19 de junio de 2017

Descalzarse para entrar en el otro. lectura orante por el. Padre Fernando Isorna

Descalzarse para entrar en el otro
Una mañana, meditando un anuncio, me encontré con una expresión que resonó de una manera especial en mi corazón: “descalzarse para entrar en el otro” me pregunte que significaría esto, se me ocurrieron palabras como, respeto, delicadeza, cuidado, prudencia
Me sentí impulsado a leer las palabras del Éxodo, 3,15 “No te acerques más sácate tus sandalias porque lo que pisas es un lugar sagrado” Estas fueron  las palabras de Dios a Moisés, frente a la zarza que ardía sin consumirse,  y pensé… “Si Dios habla al interior de mi hermano, entonces… su corazón es un lugar sagrado
No tarde en ponerme en oración y, Jesús me iba presentando uno a uno a mis hermanos, y amigos y, pensando, pensando, fui descubriendo cómo habitualmente entro en el interior de cada uno de ellos sin descalzarme, simplemente entro sin fijarme como
Así experimente una fuerte necesidad. Y. sentí como el Señor me invitaba descalzarme y luego a caminar. Inmediatamente después experimente una resistencia: sentí que  “no quería mancharme”. Me resultaba más seguro andar calzado
Vi entonces dos cosas básicas.. que me impiden entrar descalzo en los otros. La comodidad y el temor
Después de ese primer momento empecé a caminar y el Señor a cada paso iba mostrándome algo nuevo
Adverti como descalzo podía descubrir las diferencias del terreno que pisaba, podía distinguir lo húmedo de lo seco la hierba de la tierra. Necesitaba mirar a cada paso, mirar todo lo que pisaba y estar atento a donde iba a poner el pie.
Me di cuenta de cuántas cosas del interior de los otros se me pasan por alto, de como desconozco a los demás, no los tengo en cuenta cuando entro calzado con la mirada puesta en  mí, o dispersa en múltiples cosas.
Pude ver también como descalzo camino más lentamente, descalzo no usaba mi ritmo habitual, sino que trataba de pisar suavemente, despacio, consciente… Donde mis zapatos dejaban  marcas, mis pies no las dejaban, y entonces: pensé “¡Cuántas marcas habré dejad en el corazón de los otros a lo largo del camino de mi vida!”. Y, experimenté muchas ganas de entrar en los otros, entrar en el corazón de mis hermanos sin dejar huella, sin dejar un cártel que dijera. “Aquí estuve yo”
Después fui despacio atravesando diferentes terrenos. Primero la hierba, luego un camino de tierra y así hasta llegar a una subida con piedras….Sentí entonces deseos de pararme y volver a ponerme los zapatos, pero Dios me dijo: “camina descalzo un poco más. Fue entonces cuando me di cuenta de que no todos los terrenos son iguales… y tampoco mis hermanos. Comprendí, que no podía entrar en todas las personas de la misma manera
Las subidas me exigen caminar más despacio… y cuanto más suave piso, el dolor de mis pies es menor. Y aprehendí que, “cuanto más difícil sea el terreno del interior de los otros, más suavidad y más cuidado debo tener para entrar
Después de todo el recorrido pude ver claramente que descalzarme es entrar sin pre –juicios, atento a la necesidad de los otros, sin esperar una respuesta determinada. Es entrar sin intereses, despojado de mí. ¡Ayúdame Señor!, para que al ver a los demás me fije solo en lo bueno que tienen, y son porque sé que estas vivo y presente en el corazón de todos
Quiero a partir de hoy: detenerme, y descalzarme para entrar en cada uno, como en un lugar sagrado
Texto original de Martin Descalzo S.
Lectura orante por Fernando Isorna. S.
Entra en tu interior
Para caminar de verdad necesitamos viajar a  nuestro interior. Viajar al interior a buscar nuestra propia identidad, la que nos  permitirá encontrar el sentido profundo  de nuestra vida. ¿De qué nos sirve viajar continuamente a los lugares más exóticos, si nunca hemos viajado hacia nosotros mismos?
Ese es el viaje más arriesgado, tan arriesgado que nos da miedo, y solemos fácilmente viajar hacia fuera, hacia los otros, hacia metas ilusorias, dispersándonos por atajas que no llevan a ninguna parte.

Disfruta del entorno, pero no olvides que el camino es nuestra vida.