martes, 27 de junio de 2017

Abre, Señor mis oídos para que escuche tu Palabra




Abre mis oídos que escuche tu Palabra
La Biblia se lee, es una colección de libros, lo pueda leer cualquiera que sepa leer, no juntar letras, es leer un clásico
Pero en la Biblia se esconde un tesoro, y no sólo en la Biblia, ese tesoro es la palabra de Dios, Dios nos habla en La Biblia, por medio de relatos a veces toscos, otros poéticos, y, eso ya no lo puede hacer cualquiera
Es precisa la intervención de Dios, que abra los oídos del alma, que nos capacite para oírlo, mejor para escucharlo, porque a veces no, nos va gustar lo que nos dice, no el relato, no el texto físico, no lo que Dios nos dice a cada uno
Porque La Palabra de Dios, contenida también en La Tradición divino apostólica es infinita, no la Biblia que a veces confundimos el contenido con el continente
Guiados por La Iglesia, no aborregados, iluminados por el Espíritu Santo. Acudamos sin miedo a La Fuente de La Escritura pidiendo a Dios que nos cura la sordera del alma, y teniendo en cuenta
Que el Antiguo Testamento nos ayuda a entender el Nuevo Testamento, y, que el Nuevo nos hace comprender el Antiguo
Que no hay contradicción en La Escritura, y si parece que la hay, es culpa de la poca formación del lector o del orante bíblico
Que del mismo modo, que en la plenitud de los tiempos, se encarnó en ser humano santísimo pero imperfecto, pues no hay criatura perfecta; cuando se dice que Jesús es perfecto hombre, lo que se quiere decir, es que es un hombre al cien por cien, por eso no tiene pecado, que hace al hombre un 0% y que fue y es nuestro pegote, pues bien del mismo modo Dios se encarna, encarna su Palabra en la Biblia, al modo humano, hablándonos al modo humano, incluso por relatos crueles
Dios no escribió La Biblia, pero nos habla por ella
Leerla con La Iglesia en La Iglesia, es decir en La Comunidad que se extiende Cielo Purgatorio, y tierra, que los cristianos católicos vemos presidida en Nombre de Jesús, por el Papa
La interpretación de La Iglesia es la última, esto no se refiere al cura en la homilía, si no al Magisterio de la Iglesia, y no quiere decir, que Dios no pueda comunicar más cosas, a nivel personal, o comunitario, sino que esas comunicaciones no pueden ir contra lo enseñado por La Iglesia, por el Papa y obispos en comunión con él
Por ejemplo jamás un católico puede deducir de La Escritura que La Virgen María no fue Asunta al Cielo
La Biblia nos lleva tanto Antiguo como Nuevo al encuentro con Jesús, el primero mostrándonos lo  triste de no tenerlo, el Nuevo lo horrible que sería perderlo
Nos muestra lo ruines que somos, y como pese a todo Dios nos sigue amando
Agradecer a Dios que nuestros hermanos cristianos no católicos tengan tanto amor a La Escritura, y pedir que no la idolatren, y que descubran en Ella la Palabra, y, que Dios les lleve nos lleve a no encerrar La Palabra en un libro, o en 72 nuestro caso, 66 su caso