Dios no, nos impide marchar a un país tenebroso, pero nos va siguiendo,
y nos abre los brazos llenos de Amor, cuando decidimos volver, M. L. K
Sí lo hiciera aunque parezca lo
contrario no, nos amaría pues no sacaría la libertad; nos habría puesto a la altura
de los animales, pero nos ama, por eso nos deja libres
Pero lo mismo que el papá deja al
pequeñín que empiece a caminar solito pero lo va siguiendo detrás, sosteniendo
su espaldita, y, cuando el pequeño se gira lo toma en brazo
Así hace Dios, nos deja marchar,
pero va detrás sin que nos demos cuenta, silbando de vez en cuando, para abrir
sus brazos llenos de Amor, cuando decidimos volver; sin reproches, sin alardear
de su bondad
Dios nos acoge sin cobrar nada
Sin echar nada en cara
Y se alegra de que volvamos del
país tenebroso, o del que no lo era tanto, pero igual nos separaba de él