domingo, 17 de septiembre de 2023

Marta y María a la vista del ejemplo de Abraham


 Marta y María, a la vista y el ejemplo de Abraham el importante, lo primero es el otro, El Otro
Primero confesar y agradecer. Confesar que he aprendido a leer las lecturas de La Misa relacionadas entre sí, yo pensaba que las ponían al tun tun; pues bien aprendí la intima relación que tienen entre sí, gracias al sillón bíblico de Abel en You tube, lo recomiendo a todos, sólo tienen que poner en el buscador; sillón bíblico. Y agradecer en primer lugar a Dios de quien todo bien procede y en segundo lugar al Lcdo. y amigo D. Abel Della Costa, por el testigo fiel, otro sitio que invitó a visitar. 
Sus cursos bíblicos y en este caso el sillón
En la homilía del domingo, el sacerdote descubrió una cosa, que yo creó que ni Jesús sabía, que Marta tenía 15 o 20 personas invitadas, dejo la anécdota y voy con lo que mi reflexión orante me hizo descubrir
Hace tiempo me contaba una amiga, que una vez había acudido a visitar a una persona, ella acababa de llegar a la ciudad donde la otra residía, y donde ambas habían trabajado juntas, se iba ir al día siguiente, y por supuesto había avisado de que iba ir, y sí podía recibirla.
Pues bien la amiga; la recibió la hizo pasar a un salón, y le dijo sí se despierta mi madre, puedes hablar con ella; sí no pon la tv, o lee una revista o un libro, yo me voy a mi cuarto, que son las 3.15, y tengo que leer, es mi hora de lectura.
Mi amiga me contó que se había quedado, sin palabras, y se había  dicho a sí misma sí no se habría equivocado y metido en una consulta. Así que le pidió disculpas, le dijo que sólo había ido a ver como estaban y se fue, y no volvió
Por supuesto hablaron por teléfono muchas veces, pero mi amiga se sintió ofendida, porque ella tenía que prevalecer sobre la lectura.
Y ahora con esta anécdota me voy con las lecturas, y ni vida contemplativa, ni activa.
Y primero voy al Génesis a la primera lectura, y allí nuestro padre en la Fe, nos da una lección magistral. 
Olvidando por un momento quienes sean o puedan ser los 3 viajeros. El caso es que Abram que esta descansando del calor, cualquiera que viva en un sitio de altas temperaturas, sabe que te agobian, te aplastan, y Abram, está tomándose un merecido descanso. Hasta que aparecen estos tres caballeros, que ni siquiera son invitados, pasan junto a su tienda, y Abram los acoge, les ofrece pan, y les prepara una comida, por cierto otra exageración de los autores bíblicos,  se zamparon un ternero los tres solitos. Pues buen provecho
Abram podía una vez que los criados han servido a aquellos señores la comida, pues volver a descansar o sí había refrescado, volver a sus tareas, no hay que olvidar que él no come con ellos, sin embargo no lo hace.  Se sienta cerca de ellos, habla con ellos, es decir para Abram aquellos tres hombres, aquellos invitados acogidos en su campamento son lo primero.
Y ahora me  voy con Marta y María, hijas de Abraham, lo mismo que Jesús.
Marta y María, reciben a Jesús en su casa, Jesús es un invitado, un huésped, un amigo que va a su casa. 
Y, ahora resulta que dejando a un lado la doble naturaleza del Señor, que ellas no conocen, y no hace falta
Marta hace como la amiga de  mi amiga, deja a Jesús con su hermana, bueno ni eso, Jesús se queda con su hermana, con María la única que le recibe, que habla con él, que le escucha, y ella pues a regar las rosas, a dar de comer a las gallinas, a ordeñar la vaca, si es que tenían vaca, a poner ropa al clareo, es decir para ella sus cositas, son más importantes que Jesús, que el otro, y con sus cositas ella, y todo tiene que girar al rededor de ella, y de sus cosas, por eso recrimina a Jesús, para que no entretenga a su hermana, a la que ni siquiera llama por su nombre, sino mi hermana, lo que indica algo que es mío, su hermana tenía nombre. María, y ella podía dirigirse a ella y decirle. “Échame mano en esto”, mejor dicho, ella tenía que estar con el invitado, con Jesús, como había hecho Abraham, con los 3 viajeros, eso era lo importante, y por eso Jesús se lo dice
“Marta te afanas por muchas cosas, y una sola es la importante” pero no tiene nada que ver, con vida contemplativa, ni activa. Lo importante es siempre poner al otro, que siempre va resultar El Otro por delante, y a veces al invitado inoportuno, u oportuno, habrá que escucharlo y compartir con él un café, o velarlo en un hospital, otras será ayudarle con la compra, o hacer tareas domésticas en su casa, y por supuesto otras será, viéndolo ya como El Otro escuchar su Palabra en silencio, orar
Y, todo eso será cuando surja, dejando todo por él, por supuesto no entran en la lista las llamadas de vendedores ni a la puerta ni al teléfono
Quien tenga dudas, que se ponga en el sitio de mi amiga, y qué piense lo que sentiría si al ir a visitar a alguien ese lo dejará solo, o  incluso si alguien con alguna educación lo atendía, le hubiese querido privar también de la compañía de aquella persona.