miércoles, 27 de septiembre de 2023

Cuando el amigo inoportuno es Dios

 

   Cuando el amigo inoportuno, es Él, nuestro Dios.
Siempre hemos visto al amigo inoportuno, desde nuestro lugar, como prueba de que hay que insistir en la oración
Pero la verdad a mí me cuadra más del otro lado, porque el amigo de esta historia, acaba cediendo casi por vergüenza y Dios no tiene  nadie por encima ni a su altura que le afee sus acciones
Así que para mí, al menos en esta reflexión, Dios es el amigo inoportuno, la oración es también escucharle
Y, Dios nos inoportuna no solo en el rato de oración sino en cualquier momento, recordándonos, trayéndonos a la mente al corazón, aquella persona que precisa nuestros bienes, que precisa algo que yo tengo, y lo tengo porque Dios me lo dio, y ella no, y puede ser cualquier cosa, tiempo, consejo, afecto, comida,  claridad de doctrina en fe moral cualquier cosa, Dios no se la puede dar directamente, porque me la dio a mí, para que sea su instrumento, entonces insiste
Y así como era inoportuno el amigo que venía pedir, para un amigo suyo, ya de noche y altas horas de la noche con todos en cama, Dios hace igual, porque es posible que esa persona, que me trae a la mente, no sea mi amigo, pero si lo es suyo, es más es su hijo
Y, a mí, me salen igual las respuestas, no es momento, no me meto en líos, no es asunto mío
Pero él insiste, me trae a la memoria todas las veces que me ayudó, por otros, todo lo que me da cada día, su Amor, y entonces  la vergüenza ante los Ángeles me fuerza a decir vale.. tú ganas
Otras es tanta mi desvergüenza que digo NO, pero entonces me encuentro que lo he perdido todo, y soy yo, la que tengo que acudir de nuevo a Él.