María como todos los judíos, esperaba el Mesías Rey, y cuando Gabriel le habló de parte de Dios le dijo que su Hijo, reinaría sería Rey. Pero como conciliar eso con todo lo que vino inmediatamente después
Santa María es una mujer judía, cuando Gabriel la visita es una joven judía, que espera la venida del Mesías, y Gabriel le dice, que a su Hijo, al bebé que nacerá de ella, Dios le dará el trono de David su padre, y que él reinará sobre la Casa de Jacob, por los siglos, que su reino no tendrá fin, que será llamado hijo de Dios.
El decir que le daría el trono de David, era decir que Dios iba restaurar la monarquía davídica, que ahora ocupaba Herodes, hacía siglos que no había un rey hijo de David
Había otra frase que podría parecer mal pronunciada, y es la de que “ Reinará sobre la casa de Jacob”, porque los reyes no reinan sobre las Casas reales a las que pertenecen, sino en ellas, además de que Jacob, también llamado Israel, no tiene casa real
El que sería llamado hijo de Dios, María no conocía el misterio de la Trinidad, y el ser llamado “hijo de Dios”, podía entenderse en que sería además del Mesías y rey, un gran profeta, un hombre justo y bueno.
María acepta, porque sabe que pertenece a Dios es su Esclava y se pone a su disposición.
José la recibe en su casa, y cuando ya el embarazo va llegando a su final. César Augusto, ordena un censo, y tienen que ir a Belén, allí el palacio que Dios prepara a su Mesías es una cuadra de animales, dónde estaba ahí la promesa de la restauración
Pero es que después cuando van con el bebé al Templo, un señor que está allí, le dice que aquel bebé, esta puesto para que muchos caigan y se levanten, y que su corazón de mamá, por su causa será traspasado por una espada
Y un poco más adelante, ella y su esposo han de huir con el bebé Jesús a un país extranjero, para salvar la vida del pequeño de manos del loco de Herodes
Era el momento de pararse y pensar y decirlo bien alto
Eh Dios, esto no es lo que tú me prometiste por tu arcángel, porque no mandas fuego del Cielo y destruyes al impío Herodes, y restauras el reinado de David, dándole a mi hijo el reino de David su padre. Pero Santa María no hace nada de eso, se somete al designio del Padre, sin entender nada
Vuelven del exilio, y todo sigue igual, salvo el episodio del Templo, una acción de pre adolescente, y todo igual
Hasta que un día, Jesús se va para ser bautizado por Juan, y María vuelve a estar con él en una boda, donde a La Señora, María es única, en vez de pedir que se vayan los romanos, le cuenta que se acabó el vino. Y eso es el pistoletazo de la vida pública de Jesús
Pero en esa vida pública, solo le llaman, “hijo de Dios” los demonios, “la gente buena”, le llama, blasfemo, loco, endemoniado
Hasta que llegamos a la cruz, en donde vuelve aparecer la expresión hijo de Dios, esta vez no por parte de demonios, sino de dirigentes judíos, pero para que Pilato, sepa porque piden su pena de muerte
“Tenemos una ley, según la cual debe morir, porque se ha proclamado hijo de Dios”
Y cuando está crucificado, la vuelven a decir, “sí eres hijo de Dios baja de la cruz, y creeremos en tí”
Era para sentirse timada, todo sonaba y era distinto de lo que Gabriel había dicho, de parte de Dios, pero María no protestó, ni se tiro de los pelos, ella que tenía en corazón a la Ruah divina, seguro que escuchó en la voz de Dimás, el Mensaje del Padre
Dimás el llamado buen ladrón, le pide a Jesús que tenga piedad de él cuando venga en su Reino. Y, Jesús le promete que ese mismo día estará con él, en el Paraíso.
Entonces el Reino davídico, no era un reino físico, Jesús no iba ser un rey como lo fue David, sino que iba ser Rey, desde el Trono de Dios
Sobre La Cruz, además Pilato, había mandado poner un letrero en los 3 idiomas principales entonces, hebreo, latín y griego, con la inscripción “Jesús el Nazareno, el rey de los judíos”, y cuando le dijeron que pusiera, “ esté ha dicho soy rey de los judíos”
Pilatos respondió, “Lo escrito, escrito esta”
Dios entonces hablaba por Pilato, Jesús es el Rey, el Mesías de los judíos, y de los gentiles también, es Rey de toda la creación, y ahí se empezaba a cumplir la profecía de Gabriel. “Reinará sobre la casa de Jacob, y su Reino no tendrá fin
Porque en la Cruz estaba ya sobre Israel, el pueblo de Israel, y entraba en el Reino que no tiene fin
Pero María lo fue descubriendo poco a poco, pero sin desmayar nunca, sin retirar a Dios su Fiat
Y, hoy participa del Reinado eterno de su Hijo Dios y Hombre, sobre la Casa de Jacob.