Se manifiesta a la Magdalena
Jesús se hace el encontradizo con la Magdalena, en un huerto, que evoca el huerto del Paraíso, pero ella no lo reconoce, normal lo había visto morir, llega incluso a enojarse un poco, y, le ruegue que le diga donde lo ha llevado, ella ira por el cuerpo
Entonces Jesús la llama por su nombre, “María”, y, claro al oír su Voz, como es una de sus ovejas, se da cuenta de que es él, quiere agarrarlo, quiere que todo vuelva a ser como antes
Pero Jesús no le deja, tiene que ir al Padre, que es también el Padre de ella y de sus discípulos, nuestro Padre y nuestro Dios
Es muy posible que uno muchas veces vague perdido, que se encuentre con Jesús y no lo reconozca, La Iglesia una institución vieja, La Biblia un conjunto de libros del pasado…, pero si uno persevera, de pronto Jesús te llama por tu nombre, él que él conoce, y, entonces sí somos de sus ovejas, si no lo hemos rechazado del todo, sabemos que es él, La Iglesia su Cuerpo, La Biblia su Palabra, Palabra de La Palabra, y, puede surgir, surge una tentación, la de querer acapararlo, una fe intimista, para mí solo, o una fe que torne al pasado, que todo sea como antes, con esa seguridad de niño de teta
Lo que pasa es que ya no somos niños de teta, que ahora es el tiempo del Espíritu Santo, que es Viento huracanado que mueve todo que nos lleva, que es Fuego que purifica, entonces no podemos retener a Jesús, tenemos que dejar que Él y el Espíritu nos lleven al Padre y tenemos que ayudar y arrastrar pero sin empujar a otros, aunque nadie nos crea, ya crearan cuando Dios decida