En la parábola del “Hijo pródigo”; nos solemos quedar con el pequeño, pero en realidad, “ el mayor”, o mediano según el Papa Francisco; es para darle de comer aparte.
Y de bueno nada
Primero. no entendió nada, no se veía como hijo, sino como criado, por eso es incapaz de comer un cordero que es suyo; y es que lo peor que le puede pasar a un hijo es no ser consciente de que lo es; y, llevado a otro plano
Hay una miseria ser hijo de Dios, y, no saberlo; y, no me refiero a ser ateo, hay cristianos que viven llenos de miedo, ven a Dios no como su padre, como su tirano
No hay pecado pequeño, todo daña, no hay actos buenos mejores, todos son igual de necesarios; si todo el bien, es preciso, entre las obras buenas no hay unas mejores que otras, aunque deban tener un orden
Tenemos que empezar por lo pequeño, y no olvidar que todas las criaturas nos necesitamos los seres humanos necesitamos a las demás criaturas, y, nos precisamos entre nosotros; pero por encima de todo, siempre y en primer lugar lo necesitamos a Él, y, Él esta ahi, no falla cuidandonos, como cuida de los gorriones, y, del leoncillo, pero respetandonos siempre, y, por ello no sacando nuestra libertad, aunque sea la imbecilidad de ir gastar la herencia con amigotes, o no comer un cordero del rebaño, ni entrar en la fiesta hecha para el hermano que ha vuelto
Dios sigue esperando y buscando a cualquiera de los dos hijos, es Amor y; El Amor no se impone