Poder tocar a Jesús
Cuando La Magdalena se convenció de que Jesús era él, quería retenerlo, tocarle para
agarrarlo, y, que no se fuera, pero eso no podía ser. Jesús debía irse, aunque
en realidad se quedó, pues se va al Padre que está en todo lugar, pero si irse
visiblemente para que viniera el Espíritu Santo, y, La Iglesia avanzase
A nosotros a todos, si hay excepciones serán de alguien muy
raro, muy santo, y, eso en la tierra no existe, muy loco, muy hereje, o vete tú
a saber, a todos nos gustaría poder tocar a Jesús, poderlo retener a nuestro
lado
No me refiero claro al tocar físico, pero si a ese roce no
voy llamarlo místico, si espiritual
A tener plena seguridad en lo que creemos, que no, nos
asalte ninguna duda, no sobre dogmas en teoría, sino sobre la presencia y
compañía de Dios en nuestra vida, en si nos oye o no
Tener esa misma seguridad en La Iglesia
No tener sequedad en la oración
Orar con La Biblia
Orar ante el Sagrario
Orar ante la naturaleza
Orar en el silencio, sintiendo, sabiendo que está ahí,
“escuchando en su interior su voz”
Pero el 99% de las veces no es así, sino todo lo contrario,
y, es que como La Magdalena, tenemos que estar sólo un ratito, para ir anunciar
con nuestra vida, y, nuestra palabra a los hermanos que vive, porque si, no,
sólo nos enteraríamos nosotros
Hay una mujer ahora santa, y, de nuestra época. Santa Teresa
de Calcuta, que fue agraciada con la noche oscura durante muchos, muchos
años, ella no veía claro, pero seguía
ahí
Y, es que Jesús su Esposo, quería que le tocase, pero en sus
miembros más débiles los pobres
Si La Bendita Madre Teresa, hubiese tenido experiencias
místicas, si no tuviese dudas, si en la oración se le hiciera patente, se
quedaría frente al Sagrario, se quedaría con su Biblia en la mano, y, entonces
quien atendería al pobre de Jesús, en los pobres
Por eso el Papa Francisco nos recuerda que los pobres, es
decir todos los que sufren son las llagas, las heridas de Jesús
Podemos tocar a Jesús, si ayudando a los que sufren