No pertenecemos ni a
la noche ni a las tinieblas, ¿o sí?
No, pertenecemos a La Luz que es Cristo muerto y resucitado,
pero a veces dejamos que las tinieblas se apoderen de nosotros, o Dios deja que
entremos en la Noche, pero para sacarnos, y, pensamos que la Noche ya es para
siempre.