La Santidad es tener disponible
el corazón
Es estar dispuesto como María, a
hacer en todo momento lo que Dios quiere, aceptar que te cambie los planes,
como se los cambió a todos sus elegidos, a María, a Abraham, a Moisés
Es aceptar lo que no entiendes
venido de su mano, no es aceptar la injusticia por la injusticia; pero si saber
cuándo ha de parar la lucha, para que la lucha por la justicia, no sea otra
injusticia
Es ponerse en sus Manos, en las
de Dios
Es aceptar como Jesús el Tabor y
el Gólgota