jueves, 26 de enero de 2017

Proclamar el Evangelio en el mundo




Proclamar el evangelio en el mundo, cosa de todos, no sólo del Papa, obispos curas, ni sólo de catequistas, miembros de Institutos seculares, no es de todos, aunque no me haga gracia
Sólo que el modo es distinto, los laicos somos laicos, y, hemos de seguir siéndolo, no tengo porque clericalizarme, eso quiere decir, que yo no puedo proclamar el Evangelio, como lo hacen los religiosos, cleros,  o personas consagradas de modo especial, porque yo fui consagrada en el bautismo, pero si tengo que hacerlo
Primero con la vida, viviendo no a la moda, si no como cristiana
Segundo, con la palabra oral o escrita, tanto da,  denunciado el mal, combatiéndolo con todos los medios que tenga
Tercero usando los medios que hoy Dios me da por medio de la técnica, para lo segundo, pero también para testimoniar mi fe, pero claro está, para esto tengo que saber lo que me exige formación  continua, pero de nada me valdrá si no trato Aquel, por quien vivo, a quien no niego conocer para ello preciso la oración, los sacramentos, sobre todo la Eucaristía, pero todo esto se caerá por el suelo, si no cumplo el primero