lunes, 30 de enero de 2017

El Yo soy" de Jesús



El Yo soy de Jesús

Naturalmente no es preciso entender que lo haya dicho Jesús en su vida terrena, es más bien el grito de La Iglesia, pero en Jesús es la Cabeza de esta Iglesia, así que sí lo ha dicho Él
Y, este, “Yo Soy”; no es como los nuestros,  nos remite muy alto,  por eso está en Juan, cuyo símbolo es el águila
En primer lugar, “Yo Soy”; no es sólo, “Yo Soy”; si no también, “Yo estoy”; ya que solo en el castellano, y, demás lenguas hispanas, “ser y estar son dos verbos distintos”
Cuando Dios habla a Moisés, y, Moisés quiere saber de parte de Quien va ir al Faraón, Dios le dice, “Yo soy el que soy”,  es lo que se traduce como “Yhavé”;  Dios es Él que es
Y, esto es lo que La Comunidad Joánica, habitada por el Espíritu confiesa de Jesús, lo que Jesús por su Espíritu enseña a su Esposa, sin que niegue que pudiera decirlo antes de su glorificación
Nuestro “yo soy, o nuestro yo estoy”, son limitado, yo soy zutana de tal, hija de, madre la que lo sea de, esposo el caballero que lo sea, el cura de tal parroquia,  en relación  con algo, o, alguien siempre con una filiación,  estamos además ubicados, estamos ahora, y no mañana,  ahora soy, pero antes fui, pero siempre con alguien detrás
“Por eso Jesús, dice a Santa Catalina de Siena”, “Yo soy Él que soy, tú eres la que no eres”;  por qué pues porque del mismo modo que somos, y fuimos, podríamos no haber sido, y, el mundo no lo hubiera sentido nada, dejaremos de ser para este mundo, y nadie notara nada
Nuestro verbo se conjuga en todos los tiempos, sólo desconocemos el futuro
 Yo fui, yo estuve, yo sería yo estaría, yo soy, yo estoy, yo seré eso respuesta Dios, pero siempre cambiando, porque la niña que fui, ya no la soy, ni la joven,  ni la joven adulta, todo eso lo fue, soy un ser cambiante, mudable, y, los demás seres humanos, igual, por eso no se puede poner la esperanza en un ser humano, porque hoy es, pero mañana no, además no estamos solos nos condicionan filiación, educación, es nuestra contingencia
Dios sin embargo es siempre Él mismo, y, es por sí mismo, no recibe el ser de otro, y, está siempre con nosotros, con la Resurrección de Jesús, “vemos” que Jesús es Él mismo,  es Yhavé,  aunque se halla encarnado en nuestra contingencia; no, nos va fallar porque está siempre ahí a nuestro lado, no va dejar de amarnos, porque es Amor, y no cambia, no depende de nadie,  no es el súbdito de nadie, por ello nadie le va obligar, ni mandar
Y, además nos ha unido a si, porque Jesús como hombre no era Yo Soy, pero gracias a la Encarnación,  el hombre Jesús, puede  hacer suyo, “Yo soy”, sin dejar el yo fui, a  ese Yo soy, nos une en el bautismo, somos su Cuerpo, y, si nos dejamos, nos convertirá con Él en miembros del Yo Soy eterno, en la humanidad del Verbo, que ahora es Jesús resucitado