La señal más profunda de la
Misericordia, es la Resurrección, de Jesús
El mayor acto de Amor de Dios
hacia nosotros fue la Encarnación del Verbo, pero el gesto mayor de su
Misericordia, fue resucitar a Jesús, para entregárnoslo de nuevo
Porque Jesús podía no haber resucitado, y, su Alma Santísima, entrar en el Cielo, en Dios unida para
siempre al Verbo; y, nosotros los humanos culpables de su muerte, ser condenados a la muerte
eterna, esto es al infierno
Pero Dios no obro así, resucito a
su Siervo, que es también su Hijo, lo resucito a lo grande gloriosamente; y,
con su naturaleza humana completa, con su Cuerpo glorioso, lo introdujo en su
Casa; es decir lo introdujo en Dios, unido ya para siempre al Verbo, puesto a
su Derecha, y, como ya había un hombre en el Trono de Dios, por qué no iba a
dejar entrar a los demás hombres, Jesús, él que nunca le desobedeció, su Santo
Siervo, más aún, su Amado Hijo, su Verbo eterno, se lo había pedido, y, seguía
pidiendo; El Padre sonreía, una de las causas para resucitar a Jesús, había
sido además de premio a Él mismo, que los ángeles no volvieran a caer en la
envidia, no podía oponerse a que hubiera hombres resucitados en el Cielo,
porque ya había uno, sentado a la derecha de Dios, Uno, que era Uno con Él, y,
con el Espíritu, sólo hacía falta que los hombres quisieran, y, ese era trabajo
para el Espíritu