Discernir para hallar la perla.
En el Ev. De Mateo, Jesús nos habla de un tratante en perlas, que al encontrar una especial, de gran valor, vendió todo, para adquirirla.
El mercader aquel dio un gran paso, arriesgado ya que se quedó sin ninguna posesión.
Por ello tenía que estar seguro, de lo que hacía, de que en verdad aquella perla, fuese única, y no simplemente bonita, pues lo habría echado todo por la borda
Debía de ser en verdad un especialista en perlas, y además como buen especialista, saber que hay “compras, adquisiciones”, que solo es fácil llevarse gato por liebre
Así que seguramente preguntase a otros mercaderes, joyeros, pero no a cualquiera, pues se la podían robar, comprarla antes. No, a amigos de verdad, a gente de confianza, de confianza y expertos en joyas, en perlas
Pues bien, Jesús, al hablar de la Perla, se refería a él mismo, al Padre, a la Ruhah, a La Verdad, el Amor y el Camino. Que cuando se encuentra, exige dejar todo, lo que se oponga
Y, para ello hay que conocer, hay que aceptar consejo de quienes saben y pueden. La Oración, La Escritura, La Iglesia, los amigos si comparten la Fe, los desconocidos, los libros profanos en los “Que también habla Dios”
Y, luego tomar la opción.
No, no va de vida consagrada, ni religiosa, esto es para todos. Jesús era un laico. Su Sacerdocio se estrena en La Última Cena
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