La milagrosa Virgen de la Merced
La tradición cuenta que la imagen, procedente de Flandes, pasó por La Coruña en 1572 camino de Madrid
Es una leyenda piadosa. Una urna flamenca hacía la ruta desde Flandes al puerto de A Coruña. Corría el año 1572. Durante la travesía se levantó una fuerte borrasca y todos los del barco pensaron que iban a ser anegados. Temerosos de morir, se confesaban a voces con el arzobispo de Santiago, que viajaba con ellos. Solo un pasajero se mantenía sereno y sin miedo. Era Juan de Leruela, un hidalgo soldado, natural de Palomera, Cuenca. El arzobispo lo tildó de temerario, respondiéndole el soldado que, por más que se embraveciese el mar, no corrían peligro. Y diciendo esto sacó una imagen de madera de la Virgen. El arzobispo al verla cobró ánimo y, tomándola en sus manos, la levantó en alto, amenazando con ella a los demonios que causaban las tempestades. Y al punto cesó. Con mar en calma llegaron al puerto coruñés.
Corrió la voz y desde A Coruña hasta Santiago se juntaron los pueblos a su paso. Y la historia de Leruela se divulgó. Servía en Zelanda (Holanda) y por una pendencia abandonó su compañía. Se escondió en una posada en la villa de Ramua o Armua (Arnemuiden en holandés). Allí vio como el posadero, que era luterano, arrojaba al fuego unos leños.
Entre ellos estaba una pequeña Virgen con el Niño procedente de una abadía destruida por los herejes. Tras pagar por ella, la sacó de la lumbre, que solo la había ennegrecido, y decidió volver a España. En Santiago el arzobispo le dio el nombre de Nuestra Señora de los Remedios, «pues todos hallaban remedio en ella».
Después fue llevada a Cuenca y más tarde, en agosto de 1573, a Madrid al convento de la Merced (destruido en 1840), donde se convertiría en una de las más veneradas por los madrileños (desaparecería en la Guerra Civil).
Esta singular hagiografía está recogida en la Historia general de la Orden de Nuestra Señora de la Merced Redención de Cautivos. Fue escrita en 1639 para honra y beneficio de dicha orden, pero al mismo tiempo refleja los cambios acontecidos en el siglo XVI.
La Reforma de Lutero
La Reforma de Lutero dividió a la cristiandad occidental en protestantes y católicos, y sus diferencias derivaron en guerras de religión y políticas.
En 1572 los protestantes calvinistas flamencos, con apoyo inglés, reiniciaron su rebelión contra Felipe II. Se hicieron con el control de Zelanda a excepción del Middelburg, y su antepuerto Arnemuiden, donde los españoles resistieron hasta 1574. Al mismo tiempo los rebeldes saquearon las iglesias y destrozaron sus imágenes. Estos hechos fueron la base para la historia de Leruela, aunque su autor inventó los detalles, pues ningún arzobispo de Santiago viajó desde Flandes.
Instrumento de fervor
En esos años, en un ambiente de excitada religiosidad, en España se acentuó el culto a la Virgen e incluso aparecieron varias que se habían salvado milagrosamente de las profanaciones realizadas por los protestantes ingleses y flamencos. Estas Vírgenes exiliadas serían utilizadas por la Iglesia como instrumento para aumentar el fervor y las donaciones de los fieles. Ese fue el caso de Nuestra Señora de los Remedios de la Merced de Madrid, desembarcada en A Coruña.
Fuente La Voz de Galicia
Autor del artículo XOSÉ ALFEIRÁN
A CORUÑA 28/01/2019 08:21 H