Florecer donde Dios nos coloque
A veces los cambios en la vida, cuesta aceptarlos, pero no, nos queda otro remedio, la rebelión tonta, no el afán de superación, el confiar en mejorar o en cambiar la misma, siempre con medios lícitos, y, hasta soñar es bueno.
Pero lo que no es bueno, es el lamento estéril, el yo antes, el yo, porque el pasado no existe, tampoco el futuro, cuando lleguemos a lo que llamamos futuro, será hoy, otro hoy distinto al hoy de hoy; pero ese día se llamará hoy.
Como cristianos sabemos que nuestra vida; está en manos de Dios; si la situación por si no es mala, no es inmoral.
Hemos de procurar vivir su voluntad en nuestra realidad presente, orando y, buscando por el modo de servirle
Pensando que es posible que lo que hacíamos antes, nos agradará más, tuviera más resonancia, pero es que si Dios nos tiene en la situación que sea, con un apostolado un servicio casi oculto, incluso puede que hasta para nosotros. Eso es lo que vale
Lo que si no vale, es la pereza, y, el confundir la vagancia y el acomodo con la Voluntad de Dios