La Iglesia vence con Jesús. Y, al decir La Iglesia no me refiero a los señores obispos, ni al Papa, ni a los curas y monjas, que también, me refiero a ti, al otro, a mí, a todos los bautizados, en general y en concreto a todos los que vemos en el Papa, al Dulce Cristo en la tierra.
La Iglesia vence al mundo, al mundo malo, no cuando persigue a los malos como erróneamente hizo con la Inquisición, no cuando impone la fe, como erróneamente hizo en otros tiempos, no cuando tiene grandes Estados. Ni cuando se alía con el César de turno, el pecado del cesarismo, en nuestra época el nacionalcatolicismo, que tanto daño hizo, y, sigue haciendo.
No, la Iglesia vence con Jesús, es decir vencemos al mundo a la sociedad aunque no, nos demos cuenta, cuando ponemos La Ley del Evangelio, por encima de las leyes de la Sociedad, cuando nuestros criterios son los de Jesús, entonces La Iglesia, nosotros los cristianos cada uno, vencemos al mundo, a la Sociedad, y, lo mejor de todo, nos vencemos a nosotros mismos