sábado, 16 de diciembre de 2023

El peligro del desierto


El peligro del desierto. De Cuento de Mamerto Menapace
El Desierto es un lugar, en él que sí no estamos al quite puede ser muy peligroso, porque en el mismo hay animales que pueden acabar con nuestra vida, hay plantas venenosas, pocas pero con una llega.
Naturalmente el peligro no está en las grandes fieras, porque se ven de lejos, están en los animalitos que se pueden esconder en la arena, y al pisarnos sin querer pueden picarnos y causarnos la muerte
Del mismo modo las plantas peligrosas no son las que tienen espinas, pues de esas vamos a huir, sino los frutos que parecen hermosos pero en realidad son venenosos.
Ahí está el peligro, aunque el principal peligro son los falsos oasis, sí esas ilusiones que nos hacen ver agua en el desierto, y precipitarnos a la arena, a la muerte, los llamados espejismos.
Alguien podría pensar pues no voy al desierto, nada se me perdió allí.
Pero es que tenemos que ir, si es voluntario, pero si somos creyentes en el Dios de Abraham, es decir el de Jesús, tenemos que hacer salidas al Desierto, porque allí es donde Dios nos va hablar, si quiere. Porque nuestro Dios, al ser El Dios Vivo hace su Santa y Divina Voluntad.
Ahora ya sabemos que no se refiere al Desierto del Sahara, ni del Gobi
Ese Desierto, que es la Oración intima y personal, en retiro, con la Escritura, en Silencio ante la creación, ante el Sagrario, un icono, La Cruz, uno solo...
Es peligroso y necesario, para estar al quite, primero para que no se nos cuele mezclada o intentando pasar por “la voz de Dios” la de nuestras tripas, o la del “Otro”, ni que nos vengan a la mente barbaridades, herejías, cambiar la moral. Es decir las fieras grandes, porque eso lo vamos a rechazar, no el peligro son los pequeños escorpiones, p.e. La idea de ya no necesito la mediación de la Iglesia, me bastó solo, no siento nada, estó es una burrada, mejor me voy al cine
El Peligro de decir como aquí no pasa nada, mejor me voy a leer las revelaciones privadas, o los escritos de tal o cual, y que maravilla lo que dice aquí
U olvidar que aunque uno esté donde sea esta siempre orando en La Iglesia, pues es parte de la misma, y es Iglesia, es la idea de creer ver oasis; que solo son espejismos.
“Pues mira, estó  no está tan mal, ya no vuelvo a la iglesia, no es que haya sentido  nada, pero en Misa tampoco”
OH de ver el oasis, y no lanzarse a él
No esta idea de pedir perdón a fulanita, o fulanito, de reconocer que me había equivocado, cambiar en este, insistir en aquello, eso de que tengo que compartir, pero qué ideas me vienen a la cabeza, no yo  cortó aquí.
Y, así mandamos a Dios que se callé, y seguimos secos
Pero pese a todos los peligros
Vayamos al Desierto, Nuestro Padre Madre infinito nos espera allí, y también el “Otro”, para intentar alejarnos del Camino, pues como Jesús, golpeémoslo con La Escritura.