sábado, 16 de diciembre de 2023

Descubrir


Descubrir en los otros la voz del Otro. 
Los cristianos sabemos que en cada ser humano, que se nos acerca, necesitado de lo que sea, es Dios, es Jesús necesitado quien se nos acerca; por eso en nosotros el amor al prójimo tiene un grado más que en la Ley Antigua
Pero lo que tal vez, no seamos capaces todavía es de descubrir en la voz de los otros, La Voz del Otro, la Voz de Dios, no me refiero por supuesto a la jerarquía de la Iglesia, no, me refiero a la voz de cualquiera, y no me refiero a personas cristianas, no ni tan siquiera creyentes. Solemos, bueno yo suelo, rechazar ideas buenas, cosas que en sí son buenas,  y, como dice Santo Tomás todo lo bueno, lo haga quien lo haga, y  toda verdad la diga quien la diga, viene del Espíritu Santo.
Pero claro cuando personas que no hacen ni proponen cosas buenas, ni las defienden, promueven o dicen algo bueno, pues yo al menos de entrada lo rechazo, si viene de esa persona no puede ser bueno, porque hizo, porque dijo
Pues bien, estoy equivocada, nadie puede haber excepciones pero por lo común en este planeta;  no hay nadie santo, ni nadie réprobo, todos oscilamos, todos hacemos cosas buenas y malas, no hay santo sin pasado, todos los santos tienen que rascar, y no hay pecador, excepto los réprobos sin futuro.
Solo Dios es el Bien absoluto, y solo el demonio y sus amiguetes diablos son el Mal no absoluto, porque siguen siendo criaturas, aunque les joda, pero sí, sin mezcla de bien
Los seres humanos tenemos bien y mal,  nos atrae el bien y hacemos el mal
Por eso, personas que al menos en apariencia están alejadas del bien, pueden decir la verdad, pueden defender el bien, y no habrá que secundarlas en lo malo, que hacen o defienden, pero si en el bien
De la misma manera a la inversa personas buenas, o aparentemente buenas, también se equivocan, mienten, y hacen o proponen cosas buenas
Por eso lo que yo debo hacer, pienso que lo que debemos hacer es cuando algo nos parece  bueno o verdad pero dudamos por venir de quien viene, llevarlo a la oración y contrastarlo con lo que dice  Dios. Que  a veces habla por los impíos y a veces los impíos no son tan impíos ni los santos tan santos  como pensamos.