El Señor abre los ojos al ciego; pero a veces el ciego no quiere abrirlos
Dios abre los ojos al ciego, y no hay que pensar en ciegos físicos, ciego es todo ser humano, que es incapaz de ver el bien, la verdad, de ver el mal, que confunde el mal con el bien
Ciegos por culpa de los señores Adam y Eva, lo somos todos, sí todos salvo las ya sabidas excepciones
Y, precisamos que Dios nos abra los ojos y lo hace, mejor dicho como nos hizo libres y respeta al máximo nuestra libertad nos manda abrirlos
Lo hace por medio de los acontecimientos que suceden en el mundo, en nuestra vida la de cada uno; de La Iglesia, de la Escritura actualizada en nuestra vida, y en la historia
Pero nosotros en lugar de abrir los ojos y dejar que Dios nos ilumine, en lugar de ir a Siloe a lavarnos, seguimos con los ojos bien cerrados, sin ver, imaginando tonterías, dando importancia a lo que no lo tiene o no lo tiene tanto, somos ciegos porque nos da la real gana, y esa ceguera ni Dios la puede curar. De nosotros depende.