martes, 13 de septiembre de 2022

José de Arimatea


José de Arimatea
José de Arimatea, pasa casi de puntillas por el Evangelio, sabemos que era senador, es decir miembro del sanedrín judío, y, que junto con Nicodémo, no había acudido el día que se iba votar la muerte de Jesús
Puede parecer una acción cobarde, pero es todo lo contrario, él sabe que es un ser humano y por ello débil, que es posible, que al estar allí se sienta presionado, atemorizado, y vote a favor del asesinato de un hombre inocente, sabe también que su voto nada va cambiar, por eso no va
Jesús es condenado a muerte de cruz, muerte que implica maldición, por lo tanto nadie quiere saber nada, con un crucificado, muchas veces se dejaban en las cruces para los buitres,  otras se echaban a un foso común
Las familias si podían los evitaban, otras los enterraban si les daban el cuerpo medio clandestinamente
El cuerpo de Jesús, como reo de Roma que es quien ha firmado la sentencia pertenece a Roma, es pues Pilatos, quien debe decidir lo que se hace con el cadaver
Y, allá se van José de Arimatea, y, Nicodemo a ver a Pilatos, a pedirle el cuerpo del difunto Jesús, ellos no son familia de Jesús, ni son sus discípulos aunque Juan dice que lo eran de forma clandestina, vamos que no lo eran, si acaso simpatizantes de lejos
Son hombres ilustres del pueblo; son fariseos, conocen La Escritura, saben lo que dice el Levítico
Qué hace presentandose casi como familia o más, para pedir el cuerpo, significandose ante Pilatos
Solo desde la Fe que nos muestra la valentía de La Cruz se entiende
Y, no solo piden y obtienen el permiso para el entierro, sino que lo preparan como si fuera el cuerpo de un rey
Y, José de Arimatea, no busca una tumba con otro cuerpo del que ya queden solo huesos y del que nadie se acuerde, no lo envuelve en una sábana lavada, pero vieja
Sino que compra una sábana nueva de lino, entiende que aquel cuerpo no puede estar donde allá estado otro cuerpo, aquel cuerpo es único, y, lo pone en el sepulcro que se había mandado hacer para él, sepulcro nuevo, en él que nadie había sido nunca enterrado
Lo mismo que ocupo sin que antes ni nadie después de él lo ocupasé, un seno materno virgen, ahora su cuerpo sera envuelto en una sábana en la que nadie antes ni después será envuelto, y, en un sepulcro que nadie usó ni usará más
José de Arimatea, sabe que todos lo señalaran como él que tiene al blasfemo Jesús, al maldito Jesús, según el Levitico, enterrado en su sepulcro
Sabe que es posible lo echen del sanedrín
No le importa, él sabe que allí está el Mesías, él que si Dios ha permitido que en apariencia muera como maldito, es para destruir la Maldición, y, traer bendición a todos
Pronto sabrá que aquel sepulcro es solo de transito, pero siempre será intocable
José de Arimatea, ya ha empezado a resucitar