Encuentro con la mujer encorvada.
Lucas nos cuenta la curación en un sábado, en una sinagoga de una mujer que llevaba encorvada, doblada sobre sí misma 18 años, es decir mucho tiempo
Jesús ante las quejas de los buenos, respetuosos con La Thora, les pregunta, si dado que uno puede aunque sea sábado, es decir aunque se esté en el Sabat, soltar al burro, para que vaya a beber. Pues con mayor motivo
Aquella mujer que era hija de Abraham, debía ser soltada de la atadura del demonio
Y, aquí hay dos cosas
Por un lado, Jesús como hombre se adapta y es hijo de su tiempo, y, entonces las enfermedades las causaba el diablo, y, a veces hasta Dios, algunos aun piensan así
Pero eso no es lo que importa, porque La Biblia no es una enciclopedia de medicina
Esta mujer es además un símbolo
Los seres humanos, no solo esta mujer estabamos y caminábamos doblados, sin ver el Cielo, debido a las cadenas que por el pecado el diablo nos echaba encima
Todavía si le dejamos lo sigue haciendo, y, todavía hay personas, y, hasta naciones enteras, y, sectores de La Iglesia, que caminan encorvados, y, solo ven lo que pisan sus pies, solo ven lo material, y, eso les hace desesperar o pasar de todo
Y, como no, hay “fariseos y saduceos”, con distintos ropajes, que no quieren se las levanté, lo llaman aceptación, tolerancia, no imposición
Como si “la mujer encorvada”, quisiera estarlo
Jesús sigue siendo el único que puede enderezar nuestra vida, y, llevarnos a levantar la cabeza y mirar al Cielo, dejando de mirar al suelo es decir de ser terrenales, mundanos