Somos peregrinos, caminantes en esta tierra
Sí no somos exiliados, nunca estuvimos en el Cielo, lo siento San Pedro de Mezonzo
Somos peregrinos, hacia Jerusalén, no la ciudad de Israel, si no a la Jerusalén celeste, hecha con los profetas, patriarcas y apóstoles, cuya Piedra de esquina, Viga maestra es el Cordero degollado pero en pie. Es decir Jesús muerto y resucitado, somos peregrinos hacia Jerusalén para formar parte de sus murallas. La Jerusalén celeste, con la multitud inmensa que no se puede contar, somos parte de esa multitud, si no cometemos el error de salir del Camino
Camino que es Jesús no hay otro
Y, somos caminantes porque caminamos, por el Camino, a veces nos salimos o desviamos y hemos de volver al Camino
Y, nos alumbramos unos a otros, tenemos la lampara de la Fe
Fe apoyada en La Iglesia, en La Escritura, en La Tradición Divino apostólica, que no tiene nada que ver con la Misa en latín
Pero el peregrino, el caminante, si se para en un lugar deja de serlo, y no llega
Por eso parafraseando a San Agustín
En la vida de Fe y piedad
En lo esencial firmeza, los dogmas la moral no cambian
En la comprensión, respeto, avance y formación
Por encima de todo el amor
No hacer dogmas, ni tumbar dogmas