María de Betania y María
En primer lugar, María de Betania la hermana de Lázaro y Marta, no es María de Magdala, tampoco la pecadora pública, aunque las dos unjan los pies y la cabeza de Jesús, y hasta es posible que la mujer de nombre María que unge los pies del Maestro, sea otra desconocida, pues siendo la hermana de Lázaro en cuyo honor se hace la cena, por estar de nuevo con los suyos, no vendría a nada decir una mujer de nombre María, con decir María la hermana de Lázaro llegaba
Pero en esta reflexión no me interesa ese momento, fuese ella, u otra la que ungió a Jesús
Me interesa el momento en que María de Betania; se sienta a los pies de Jesús, posición discípulo, para escuchar su Palabra, dejando todo en segundo lugar
Aquí María de Betania, se parece a María de Nazareth, la mamá de Jesús, que había hecho de la Escucha interior de La Palabra el motivo de su vida, de hecho la había acogido tanto, que en Ella esa Palabra se había hecho carne
Por acoger La Palabra, María de Nazareth, también lo había pasado todo, a segundo plano
Pero había aprendido también a rumiarla en su interior, a escucharla mientras zurcía el manto de José y de Jesús, porque María de Nazareth sabía que no hay parte mejor que otra, pues en cualquier cosa se da gloria a Dios, y sí no eso simplemente hay que desecharlo
Y, sí María acogió primero La Palabra en su seno materno, la dió a luz, la crío, María de Betania, y nosotros con ella, tenemos que acoger La Palabra de Jesús en el interior, para luego “parir a Jesús al mundo”
De lo contrario, como el mismo Jesús nos dice, será como los niños que juegan en la plaza, o dicho a nuestro estilo, como quien oye llover
Sí la lectura de la Biblia, solo nos da datos para Saber y ganar, no, nos interpela, sí es como leer el Quijote.
Pues necesitamos un reinicio.