Las buenas obras y la Fe
Hay que ver la que montamos, los cristianos católicos, y los cristianos luteranos por el tema de las obras y la Fe, es que somos tontos, porque decíamos lo mismo
Menos mal que en 1976 se firmó el acuerdo entre ambas Iglesias cristianas claro que muchos, siguen sin enterarse
Las obras no salvan, porque si salvaran Jesús habría hecho el indio, que falta nos hacía como Redentor y Mediador, como Camino al Padre, si nos salvaba la limosna, o el donativo a Cáritas, o el no robar
Pero sin las obras no, nos salvamos, y esto que parece un galimatías no lo es
Dios no, nos debe nada, por nuestra obediencia, toda la creación le obedece, y somos criaturas, Jesús deja bien claro que somos unos simples criados, esclavos a los que su amo, su Señor no debe nada, por hacer lo que tienen que hacer, lo que merece es castigo si no lo hace, Lc 19
Sin embargo en otros pasajes de los Evangelios en Mateo y en Lucas, Jesús nos dice
“No él que me llama Señor, sino quien obedece a mi Padre, es quien entrará en el Reino de los Cielos”
“Porque me llamais Señor, y no hacéis lo que os digo”
Porque La Fe es creer que Jesús es Señor, pero si es mi Señor, si no miento al decirlo, le obedezco, porque si no, mis actos niegan lo que confieso
San Pablo nos dice en Romanos, “ Que Abram fue justificado, antes de ofrecer a Isaac, cuando creyó a Dios y salió de Ur” Dios lo hizó justo, por su Fe, no porque Abram lo mereciese, ni porque fuese un creyente judío, por pura Gracia, gratis, porque Dios es así.
Pero sí Abram, creyese de modo intelectual a Dios pero siguiese en Ur, no sería justificado, faltaba la obra, faltaba la obediencia
El autor de La Carta a Santiago, nos dice, que la Fe sin obras es muerta, vamos que es un cadáver, y los cadáveres apestan
Y Pablo en otra de sus Cartas nos dice que huyamos de las obras de la carne es decir del hombre viejo, que no tiene o rechaza a Cristo, y hagamos las Obras del Espíritu Santo, y es precisamente por el Espíritu Santo, por quien confesamos que Jesús es el Hijo de Dios resucitado, y es él quien nos da fuerza y obra en nosotros para que nuestra Fe sea viva con obras, pues solos no podemos.
Pero disculpar, de qué obras hablamos, si de nosotros nada bueno, sale, pues no hay justo ni siquiera uno, todo el bien que hacemos la obediencia al Padre, es Cristo que mora en cada uno, quien la hace, las obras y el mérito es suyo, solo somos sus manos, sus pies.