El paso de Israel por el desierto, nos muestra que Dios camina con nosotros
Israel camina por el desierto, plagado de víboras, escorpiones, sin agua, pero no va solo; Dios camina con su Pueblo, es un Dios peregrino, los guía y los protege, los alimenta y como buen Padre Madre, les da azotitos de vez en cuando, porque hay que ver, “como son los nenes”
Y Dios bueno, Dios es Dios, los ama y los cuida
Pero como dice La Escritura, en una de Las Cartas de Pablo, lo que fue escrito, para nuestra enseñanza fue escrito, eso les pasaba a ellos, para ejemplo nuestro
También nosotros, todos o casi todos, pasamos muchas veces por el Desierto, no me refiero a un desierto geográfico, sino al desierto de la soledad, la traición, el abandono, el pecado que nos dejó hundidos, etc. Y, no vemos salida, pero Dios camina con nosotros y ahora, gracias a una chica, a una Señora de aquel primer pueblo, a María, camina como uno más pues se ha hecho de los nuestros para siempre.