Dios nos da a todos el traje de bodas, sí no sería un Dios justo, pero, yo rompo ese traje.
No basta que una persona importante, invite a una persona pobre a un festejo sea boda, u otra cosa, si quiere que acuda vestido conforme a la etiqueta requerida, deberá darle el vestido, el traje que ha de llevar, o los medios para comprarlo, si no lo hace, no puede pretender que lo lleve, pues es un pobre
Dios ni es injusto ni chalado, así que si nos invita si te invita y me invita la fiesta de La Boda de su Hijo, y como no podía ser menos se exige traje de etiqueta, tiene que darlo, pues somos mendigos que no podemos adquirirlo
Y lo hace, a los que somos cristianos, nos lo dió en el bautismo, y es la Sangre de Jesús que nos reviste del mismo Jesús, nos hace miembros suyos, nos saca el pecado
Pero qué pasa que yo, y tú también y el otro, rompemos, el vestido, lo rasgamos, le echamos lamparones, y un traje de etiqueta un traje de Boda, no vale si esta roto, si tiene manchas, con él así, no somos, no podemos estar en la sala del convite, pero no hay que alarmarse, porque Dios si lo reconocemos y le dejamos tiene un taller de tintorería, y lavado, donde nos dejan el vestido, el traje como el día del estreno, cubriéndonos de nuevo con la Sangre de Jesús, ese lugar es La Confesión, la Penitencia, y de modo extraordinario, La Contrición perfecta y el martirio
Puede suceder que salgamos de este mundo, y al ir entrar al banquete de Bodas, veamos que hay pequeñas manchas, un descosido en el bajo, o en la sisa, un botón caído. No es grave, pero somos los primeros en reconocer que hasta no tener el vestido listo, no podemos entrar habrá que ir a la sala de espera, mientras. Toda la Iglesia militante y triunfante, en unión del mismo Jesús, lo dejan como nuevo. Eso es el Purgatorio, así ya con el vestido de boda, perfecto. Podemos acceder al banquete de la Boda de Jesús con La Iglesia. Rigurosa etiqueta.