La Iglesia tiene que ser profética
El sacerdote recibe el ministerio profético por la imposición de las manos, lo mismo el diácono, y el obispo. De la Carta de Pablo a Timoteo, y de la catequesis de Juan Pablo II, sobre los carismas.
Y ser profeta no es adivinar el futuro, aunque algunos profetas hayan tenido el don de la videncia, eso no tiene nada que ver con el profetismo. Que por cierto es de todos los cristianos
Ser profeta es dejar que Dios te use, para hablar, ser su micrófono su altavoz
El sacerdote tiene pues que ser, La Voz de Dios, tiene que dar su Palabra, que pena de algunas homilías, pena y vergüenza, tiene que hacer lo que hacía Juan Bautista, Jesús, María, Jeremías, Isaías...
Felicitar al Pueblo cuando obra bien, alabar las cosas buenas, pero tiene que mostrar las malas, denunciar el pecado
Hablar a la gente a pobres, a ricos, a políticos que con Dios no se juega
Recordar el fin no fin de todos.
Es una pena que tan pocos sacerdotes sean hoy profetas.