Saber reconocer al Verbo encarnado a Jesús en La Eucaristía.
La Eucaristía no es una cosa sagrada; un objeto santísimo. Es el mismo Dios, sí el Creador
Pero hay algo más, la fe cristiana es trinitaria, un cristiano que no cree en la Trinidad, simplemente no es cristiano, aunque quiera mucho a Jesús, no es cristiano
Los cristianos sabemos por Revelación divina, que en Dios hay 3 Personas, pues bien, en La Eucaristía, tenemos que reconocer la presencia de la Segunda Persona, que es el Verbo, o Hijo del Padre la primera Persona.
Por supuesto donde está una Persona divina, están las otras Dos, Dios es Unidad
Pero las Personas son realmente distintas, el Hijo no es el Padre disfrazado, ni a la inversa, y es el Hijo quien se abaja hasta la nada, y se hace carne, viene a ser carne, en el vientre de María, se hace hombre, para siempre, sigue siendo Dios, pero además y sin mezclar naturalezas, ahora es también hombre, y es el Verbo encarnado, el Hombre Jesús, el único hombre que salva, no hay otro, él que se nos da, y él que adoramos en cada Eucaristía, tenemos que reconocer, como nos recuerda la Carta de Juan Pablo II, sobre La Eucaristía, la presencia de Jesús Hombre y Dios en La Eucaristía, por eso recibimos su Cuerpo y su Sangre, Dios como Dios no tiene cuerpo ni sangre. Jesús como hombre sí, es de los nuestros el Hermano mayor, Cuerpo y Sangre tomado de una Mujer, La Virgen Madre, Cuerpo y Sangre glorioso, pero crucificado, y como no, también su Personalidad divina, y su naturaleza divina, común con el Padre y el Espirítu Santo
Es decir en La Eucaristía, recibimos y adoramos a un hombre tratado injustamente y despreciado, y por eso la otra parte de La Eucaristía es acoger a todos los despreciados y tratados injustamente
Y, sí somos parte de los que sufren la injusticia, luchar contra ella, pero nunca al precio de ir o negar al Padre Dios, sabiendo que Jesús nos une así, y nos hace con él Eucaristía
Sí caemos en desprecios, abusos, racismos etc, nuestra adoración eucarística será una comedia, y nuestras comuniones un sacrilegio, aunque no lo parezca
Recordemos en La Eucaristía recibimos al Verbo encarnado, que es un chico judío que se llama Jesús
Que fue parido en una cuadra, por culpa de un tal Augusto
Que fue exiliado de bebito
Que fue un obrero pobre
Que paso seguramente hambre
Que fue rechazado por los buenos, la gente de bien
Que fue juzgado injustamente
Que fue traicionado y negado por sus amigos
Que murió desnudo en cruz como un maldito
Que fue sepultado en tumba ajena
Sí todo eso es el hombre al que adoramos y recibimos en La Eucaristía
Pero también
Al que Dios por su humillación y obediencia
Levantó de la muerte y sentó a su Derecha, porque todo lo hizó para él, y por Él que es su Verbo su Palabra, lo hizo todo, nosotros cada uno también
Y para que toda rodilla se doble, y proclame que Jesús es el Señor, para gloria del Padre
Por eso doblamos la rodilla ante La Eucaristía, no por rutina, costumbre, pero doblar la rodilla es algo más que doblar la rodilla, es poner en cada instante el querer de Jesús su voluntad por encima de cualquier otra voluntad
Por eso, comulgar, adorar el Santísimo, es mucho más de lo que a veces pensamos.