“ Señor, cuando de verdad se obra por Ti, no se hace nada porque los demás lo vean, ni siquiera Tú, pues aunque eso no se hiciera no dejarías de amar a quién lo ha hecho”
Y es que el Amor de Dios es enteramente gratuito, Dios nos amó cuando no éramos y nos creó, vio que éramos pecadores y nos reconcilió
Él vive en nosotros, y cuando estamos unidos a Él, nos pasa lo mismo que a Jesús, que a María, que a José, no hacemos el bien por recompensa, que ya la hemos recibido ser sus hijos lo hacemos porque somos sus hijos, y nos importa lo que Él quiere, creemos en el Cielo, pero si no lo hubiera lo haríamos igual, pues es Él quien la hace en nosotros.
No lo hacemos para ser vistos, pero no, nos importa que nos vean, y, si nos preguntan por qué haceis cosas raras como defender la vida no nacida, pedir no se maten enfermos ni viejos, oponeros a toda forma de muerte, dar preferencia al pobre, acoger a inmigrantes y exiliados sin mirar sexo raza ni credo. Respondemos porque son nuestros hermanos como vosotros, no importa no lo sepáis, porque Él Dios lo quiere así, porque es a su Hijo, a quien acogemos. Porque nuestro alimento es su Voluntad.
Esto diríamos si en verdad obrasemos como deberíamos obrar pero la mayor parte de las veces nos mueve el corazón, las costumbres, y, entonces no que eso sea malo, pero corremos el riesgo de ser convencidos.