El carbón y el diamante son lo mismo, pero el primero no se deja atravesar por la luz, el segundo sí, esa es la principal diferencia.
El pedazo de carbón que quemamos, y, el diamante de la corona de la reina de Inglaterra, tienen la misma composición son carbono, carbono y carbón son lo mismo
Pero si a uno le dan a elegir elegiría el diamante, incluso aunque no fuese el de la corona
El carbón vale para quemar, no deja pasar la luz, el diamante sí.
Eso mismo pasa con las personas, todos los seres humanos somos iguales, somos seres humanos, imagen de Dios, creados, por él, y, aquí entran Jesús de Nazaret en su humanidad,, su madre Santa María, su padre San José. Son seres humanos, cual es la diferencia con nosotros, y, voy dejar a Jesús a un lado, porque es un caso especial ya que es también Dios, aunque las naturalezas no se mezclen
Me quedo con José y con María, la diferencia es que ellos José y María, son diamantes, nosotros somos carbón, José y María dejan pasar la luz de Dios, lo transparentan en su vida, vemos a Dios, lo sentimos, en la nuestra lo oscurecemos.
Pero estamos llamados también a ser luz, mejor dicho a reflejar la Luz, porque La Luz es Jesús, y, para eso tenemos que dejar que Jesús vaya puliendo el carbón que somos, para convertirnos en diamantes, precisamente un santo, es él que deja pasar la Luz de Cristo.