miércoles, 5 de febrero de 2014

Gracia Santificante



¿Para qué vale la Gracia santificante; diferencia entre un hombre en Gracia, y uno, que no lo esta?

Valer, en el sentido que, solemos darle a las cosas, no vale para nada, no te da más salud, no te hace más guapo, no te hace más simpático, no se nota, se nota tan poco, que uno de si mismo, sólo puede asegurar que, su conciencia no lo acusa de pecado; pero el Juicio definitivo, y, último sólo lo tiene Dios.

La Gracia Santificante, hace mucho, muchísimo, para empezar, la Gracia primera (es la que, recibimos al pasar del pecado mortal al estado de Gracia) nos injerta en Cristo, somos hijos adoptivos de Dios, pero somos algo más, somos; “hijos injertados en el Hijo”, por eso, como decía San Josemaría, podemos aplicarnos las palabras del Salmo, 2, “hijo mío eres tú, yo te engendre”, porque un padre, no engendra, sólo la cabeza, sino el Cuerpo entero” .

Eso es, lo primero que hace, la Gracia Santificante, la Primera, nos hace, hijos de Dios, no en el sentido, de seres que le deben la vida, en ese, lo es cualquier ser de la creación, no, lo hace hijo en propiedad, que puede llamar a Dios, “Papá” Lo hace por consiguiente, hermano del Verbo, o, sea hermano de Dios, lo hace Templo del Amor increado que es el Espíritu Santo La Trinidad, mora en él, lo prometió Jesús, vendremos a él, y, haremos morada en él” del Evangelio de Juan.

Es cierto, que Dios habita en todos los seres, por esencia, presencia, y, potencia, o, estos se esfumarían en la nada, pero no lo es menos, que uno puede tener al rey en su casa, como rey, y, saber que está allí, y “aprovecharse”, o, puede tenerlo de incógnito, sin saber que lo tiene, pensando que es un ciudadano corriente, o, incluso un mendigo, o, incluso tenerlo secuestrado, y. no dejar lo actuar, como tal; lo mismo sucede en este caso, la Trinidad mora en todo hombre, pero el hombre que esta en pecado grave, no lo sabe, y, a veces, coacciona la acción trinitaria; ya sabemos que Dios nunca violenta la voluntad humana; al decir no lo sabe, no me refiero a un saber intelectual, sino de otro sentido, el justo es tentado, lógico, pero se siente impulsado, a, obrar bien, el bien le atrae, mientras que cuando uno se ha dejado atraer por el mal, el mal le arrastra, no es uno capaz de ver el bien, por supuesto que la persona en Gracia, puede sentir incluso la sensación de que Dios no está con ella, pero la misma Gracia le ayuda, a agarrarse a la Fe, y, pasar la Noche oscura , una vez que por la Gracia primera, somos injertados en Jesús, somos cristianos para siempre, incluso si caemos en el pecado, o, si acabásemos en el infierno, allí seriamos cristianos, no nos valdría para nada, pero seriamos cristianos.

Otro de sus efectos, bueno me olvidaba de decir que nos hace santos, los santos no son los canonizados, ni las imágenes, santo es todo hijo de Dios en Gracia santificante; hace que Dios nos siga ayudando por medio de las gracias actuales, a perseverar, y, crecer en Gracia, es lo que se llama el mérito, que en último caso, y, en el primero depende, y, viene de Jesús; un sarmiento, fuera de la cepa, o, vid no vale para nada, este mérito que merecemos por las obras hechas en estado de gracia santificante es de dos tipos, de condigno, y, de congruo; el de condigno, es fijo, no es que se nos deba en justicia, o, es justicia, o, es Gracia, “es el pianista, el que merece el aplauso, no el piano, ni sus dedos”; pues aquí lo mismo; con los méritos de condigno, merecemos un aumento de Gracia; este aumento de Gracia en el momento de la muerte, se traducirá en la Gloria, que me imagino que será la cercanía a Dios, por medio de Jesús, por eso La Virgen, es la más cercana, porque es la persona humana, con más gracia santificante, Jesús es Persona-divino humana, o es intransferible, no se puede acceder a otro, el único ser humano, cuya Gracia pasa a los demás, es Jesús, porque su Gracia es capital; también merecemos, una rebaja, en la pena temporal, que merecimos por nuestros pecados, a veces se paga de golpe; en el bautismo, en el martirio, los mártires, van directos al Cielo El acto de Caridad perfecto, la entrega a los demás, por Cristo, y, viendo en ellos a Cristo, por eso, es Santa Madre Teresa; otras, la mayoría no, y, habrá que completar en el Purgatorio, este mérito si es cedible, ya sea a favor de una persona concreta viva, o, retenida en el Purgatorio (aunque no sea cristiana) o en sentido general, pero lógicamente Dios, lo aplica a quien quiere, si es por una persona viva, no conocemos su conciencia, y, Dios, sólo lo aplicara, si ya esta injertado, y, si este injerto en su Hijo, sigue vivo. Lo del mérito es un hablar, porque en realidad no tenemos ningún mérito, los méritos son todos de Jesús, nosotros somos "siervos inútiles"; todo  lo que recibimos es Gracia, solo hacemos lo que debemos, y, ni eso, El Sol también obedece, y no es premiado por ello.

De congruo, o sea algo que no se nos ha asegurado, del todo; que Dios escuche nuestras oraciones, por nosotros y, por los demás sobre todo, cuando pedimos bienes espirituales, en la oración por los demás, Dios, no violenta jamás una voluntad, puede pedir toda la Corte Celestial, la conversión de una persona, que si ella no quiere, no se convierte., que Dios nos otorgue gracias actuales para no caer, no sólo suficientes, sino eficaces, lo explico con un ejemplo, si a una persona que precisa un medicamento que vale 100 €, le dan los 100, ó 120 € le dan con que comprar la medicina, si la compra, o, se lo gasta en vino, es asunto suyo, esa es la gracia suficiente que Dios da a todos, ahora supongamos que en vez de 120€, le dan 3000€, lo tiene más fácil, pero también puede gastárselo todo, precisamente basándose en que tiene de sobra para el medicamento, esta gracia actual que hace casi imposible el pecar es la gracia eficaz, la última palabra siempre el ser humano, la persona, que Dios nos llame al arrepentimiento, tan pronto como tengamos la desgracia de desgajarnos de su Hijo, o, sea de caer en pecado mortal. Me olvidaba que nos vivifica, nos hace vivir eternamente, un hombre en pecado es un cadáver andante.

Al hablar de los méritos, esta bien, recordar la parábola de los siervos inútiles, Dios no,tiene nada que pagarnos, somos sus criaturas, nuestro deber, y, gloria es servirle, ninguna acción humana tiene mérito alguno, merece premio, o, recompensa por parte de Dios. Lo que sucede, al estar en Gracia, es que somos parte de Jesús, formamos con Él, el Cuerpo místico, Él es la Cabeza de ese cuerpo, por lo tanto, las acciones de una persona en Gracia, son de Jesús, y, Él, Persona divina, si como ser humano tiene méritos, que nos regala, así que los méritos son siempre de Jesús, aunque nos los ceda, si lo aceptamos con nuestras obras, que son las que confiesan la Fe en su Resurrección, y, en que es Nuestro Señor, y, Salvador