sábado, 1 de febrero de 2014

tibio, pecado de omisión


Uno de los pecados más peligros es el de omisión; hay personas que viven abiertamente contra la ley de Dios, desde el que distribuye pornografía, el terrorista, el blasfemo, el que dirige una clínica de abortos, pasando por cualquiera de nosotros unos más veces, que otros.

Y, hay personas fieles, que buscan agradar a Dios, porque lo aman, temen perderlo, también por la misericordia de Dios, nos incluimos aquí, pues solemos estar en los dos sitios, luego están los que ya viven con Dios, y, que en la tierra le fueron siempre fieles, como Santa María, o, lucharon por serlo, y, se marcharon siéndolo, Madre Teresa, Juan Pablo II, los mártires…


Y, esta el tercer grupo, él que no es ni lo uno, ni lo otro, el apático, el tibio, el indiferente, el que no hace mal, pero tampoco bien, olvidando que no hacer bien, ya es hacer mal, el que es anti aborto, pero no firma jamás por su abolición, y, no le importa votar al partido que lo lleva en su programa; o no duda en despedir a la empleada que va ser madre


El que se dice cristiano, pero ve programas que atacan a su Iglesia, etc.

Quien no hace nada, por los pobres, del 3º Mundo, y, del primero, pero derrocha en tonterías, eso si, le dan mucha pena


Olvidando, que si bien se mira, el rico de la parábola no le hizo ningún daño a Lázaro, simplemente no le hizo bien


El indiferente, el que se olvida que los pecados de omisión, también son pecado, es como el tibio, del que nos dice el Apocalipsis, que Dios lo desprecia, Dios lo desea, caliente, es decir, fiel, o frío es decir rebelde, pero el tibio, no es nada, lo frió se puede calentar, cierto que también enfriar, pero lo tibio, acaba por languidecer, y, enfriar, sobre todo, si no esta atento a las gracias que Dios le envía, pues lo sigue amando, no sabe hacer otra cosa, ya que es Amor