Gracias Señor por las lluvias tempranas y tardías de tu Espíritu, que renuevan la faz de la tierra, y, la hacen espiritualmente más fecunda.
Las lluvias tempranas son esas gracias, esas mociones que nos ayudaron a decir, “no al diablo” y sí a Dios
Las que nos ayudaron a aceptar, y reconocer su voluntad en nuestra vida, y a secundarla
Las que nos hicieron ver, que teníamos que hacer aquello, y no lo otro
Vinieron a nosotros de muchas maneras, y por medios diversos.
Pero están también las lluvias tardías
Las que Dios envía, cuando la tierra de nuestra alma está seca o agrietada
Son las gracias mociones, que nos hacen que vamos por mal camino, que nos llevan a rectificar y decir. “Sí a Dios”
A buscar y descubrir su Voluntad en nuestra vida, y secundarla
Que nos hacen rectificar y dejar aquello que estábamos haciendo y estaba mal, y hacer lo que debemos hacer
Vienen de muchas formas
Y, podemos cerrarnos a ellas, impermeabilizarnos, y entonces seremos tierra seca, agrietada incapaz de dar fruto, tierra que no vale para nada
Todos excepto ya sabemos quienes, necesitamos tanto las tempranas, como las tardías, sobre todo porque la mayoría solemos dejar pasar las tempranas
Demos gracias a Dios por sus lluvias en nosotros y pidámosle siga lloviendo.