Ante el embarazo de María, José
duda, no porque vea milagro, ni pecado, al menos pecado de María, sino porque
ve un hijo que no viene de él. Por eso quiere irse sin juzgar.
Hace mucho que no me gustan los
devocionarios, ni los que hacen de santos ídolos, o santos que no mamaban los
viernes del pecho de su madre.
Y, por eso, rechazo a los que poniendo a San José, a la
altura de Dios Padre, le dan una sabiduría y dones que no tuvo, porque fue, es
un hombre santo, pero un hombre
José sabía que de su familia
podía salir el Mesías, y, de otros cientos, pues “hijo de David”, debía ser,
como llamarse García
Por eso, el no duda, en abandonar
a su Esposa, ante el embarazo, porque se crea indigno, y, vea un milagro, no
tenía porque, y, hasta hubiera sido soberbia el haberlo pensado, pero tampoco
se pone a ver pecado, al menos pecado en María, que podía haber sido víctima de
un acto violento
Él lo que ve, es una criatura
inocente que viene en camino, que vive ya en María, por eso, opta por irse,
dejar a Maria, pasar como el mal esposo que abandona a la esposa encinta, pues
si la denunciaba, María y el bebé morirían asesinados
José, mi San José que es más
guapo que las pesetas, Santazo protector de todo, protegió la vida de un bebito
no nacido, y de su mamá, por eso Dios le revelo por el Ángel quien era el Niño,
El Redentor el Mesías de Israel, concebido por la acción del Espíritu Santo,
Hijo de Dios y de María Esposa de José, y, como María no concibió de otro
hombre, hijo también de José, aunque no compartan genes, que no son nada