Los cristianos tenemos el deber y la obligación de colaborar
con todo lo que contribuya al bien de las personas de todos los seres humanos,
y, en último término, de los demás seres de la creación
El bien, es bien
siempre lo promueva quien lo promueva
Y, el hecho de colaborar en causa buena y justa, no
significa que apoyemos todas las que el Grupo G, o, la persona P, promuevan
Pero al colaborar hemos de ver el fin de la obra, pues no es
lícito, hacer el bien, para obtener el mal
La prudencia nos ayudará a saber discernir