miércoles, 11 de julio de 2018

Cura todos nuestros males

Cura todos nuestros males

No, en el sentido en que lo hace la aspirina, o el bicarbonato, y, confieso que muchas veces lo entendí de ese modo, y, es porque no, nos enseñaban lo que era la oración

Entonces, entendíamos mal, “el escucha siempre”

Olvidando que Dios no es una máquina expendedora
Claro que nos oye, y, nos responde aunque a veces no seamos conscientes, de ello, porque responder no es necesariamente decir que “Si”

Y, de qué nos cura

Pues de todo aquello que no pueden ni la aspirina ni el bicarbonato ni la penicilina, ningún antibiótico

De la soberbia
De creernos imprescindibles
De creernos independientes
De nuestra falsa seguridad
De pensar que todo es eterno
De confiar en exceso en nuestros “idolillos”
De confiar en nosotros mismos
De olvidar lo pequeñitos que somos
De creernos solos

De todo eso, y, mucho más nos cura la oración