Nadie escapa de la muerte
Todos morimos, no hay ser vivo
que no perezca, parecer ser que hay virus que pueden aletargarse millones de
años, pero viene un científico, descubre un antibiótico, un medicamento, que
manda al pobre virus, “al cielo de los virus”; si era un buen virus
La materia es caduca, y, natural
que perezca
A nadie le gusta morir, los
animales huyen de la muerte, las plantas no porque no pueden
Pero el ser humano, es
completamente distinto
Sabe que es mortal, tiene además
conciencia de sí mismo, no hay una etapa humana, de la humanidad que pueda
decir, “entonces no se moría nadie”; y, sin embargo no sólo huye de la muerte,
como los demás animales, sino que se extraña de la misma, cada vez que nos
hablan de que a muerto alguien nos asombra, no digamos si nos comunican la
propia, como si fuese un error, como si
no tuviésemos que morir
Y, hay más hay hombres los
mártires, los héroes que huyendo de la muerte, si es preciso, no dudan en
entregar su vida, por otros, por Dios, por su Justicia, por su Iglesia, nunca
de sacarla a otros, como si supieran que la muerte es sólo un paso para La Vida