Somos animales, animales
racionales, y, como tales tenemos instintos, los instinto primarios, los mismos que cualquier animal,
pero somos más somos hijos de Dios
Un animal tiene que seguir su
instinto, se les puede controlar, pero poco, es una libertad condicionada
Yo por el contrario soy libre, y,
esa libertad me pone frente a mis instintos, por ejemplo, cuando animal es
herido, ataca, salvo que le falte ese instinto, por ser un animal muy manso,
como los corderos, en los que sin embargo, si existe el instinto de lucha en
los machos, en los carneros
El instinto de comer, un perro
ante un filete que se encuentre, no piensa, si deja a su amo, sin cena, se lo
zampa y punto
El ser humano, al ser herido,
siente el mismo impulso de atacar, y, en ocasiones tendrá, y, deberá hacerlo
Ante una comida apetitosa, siente
el impulso de comer
Pero lo que lo diferencia de sus
hermanitos, es que él puede decidir, puede optar por no atacar al que lo hiere,
tratar de razonar con él, o, si le ataca para defenderse hacerle el menor daño
posible, porque Dios se lo manda, con una ley positiva, y, él tiene la
posibilidad de no doblegarse al instinto, lo que no tiene el león, y, optar
libremente por hacer lo que Dios quiere, lo que lo eleva a Dios
Ante la comida igual, puede
renunciar a una comida determinada, porque daña su cuerpo, porque se lo ha
prohibido su médico, porque esta ayunando, porque lo prohíbe su religión
Cuando nos dejamos llevar por lo
que nos pide la naturaleza, estamos siguiendo el instinto, cuando lo hacemos
por lo que nos manda la conciencia, o, por las leyes de los que tienen
autoridad, y, tiene autoridad, el que con sus leyes, no anula la ley de Dios,
al seguirlas nos liberamos del instinto