domingo, 17 de abril de 2016

Al obedecer me libro de la tiranía del instinto



Somos animales, animales racionales, y, como tales tenemos instintos, los instinto  primarios, los mismos que cualquier animal, pero somos más somos hijos de Dios

Un animal tiene que seguir su instinto, se les puede controlar, pero poco, es una libertad condicionada
Yo por el contrario soy libre, y, esa libertad me pone frente a mis instintos, por ejemplo, cuando animal es herido, ataca, salvo que le falte ese instinto, por ser un animal muy manso, como los corderos, en los que sin embargo, si existe el instinto de lucha en los machos, en los carneros

El instinto de comer, un perro ante un filete que se encuentre, no piensa, si deja a su amo, sin cena, se lo zampa y punto

El ser humano, al ser herido, siente el mismo impulso de atacar, y, en ocasiones tendrá, y, deberá hacerlo

Ante una comida apetitosa, siente el impulso de comer

Pero lo que lo diferencia de sus hermanitos, es que él puede decidir, puede optar por no atacar al que lo hiere, tratar de razonar con él, o, si le ataca para defenderse hacerle el menor daño posible, porque Dios se lo manda, con una ley positiva, y, él tiene la posibilidad de no doblegarse al instinto, lo que no tiene el león, y, optar libremente por hacer lo que Dios quiere, lo que lo eleva a Dios

Ante la comida igual, puede renunciar a una comida determinada, porque daña su cuerpo, porque se lo ha prohibido su médico, porque esta ayunando, porque lo prohíbe su religión

Cuando nos dejamos llevar por lo que nos pide la naturaleza, estamos siguiendo el instinto, cuando lo hacemos por lo que nos manda la conciencia, o, por las leyes de los que tienen autoridad, y, tiene autoridad, el que con sus leyes, no anula la ley de Dios, al seguirlas nos liberamos del instinto