martes, 31 de agosto de 2021

Pablo y las mujeres. Continuación


Pablo y las mujeres  continuación
Este post es la continuación de otro anterior; con este si quedaban dudas en el anterior se demuestra claramente la falsa acusación de misoginia al apóstol de los gentiles.
El capítulo 7º de La primera Carta a los corintios, muestra hasta que punto era avanzado Pablo en su época; sobre las mujeres, y no sólo para su época
En dicha carta, Pablo pide a la mujer que no se separe de su esposo; y, que si se separa no vuelva a casarse; cierto que lo mismo pide al hombre. Pero es que el hecho, de que tenga en cuenta que la mujer, pueda tomar la decisión de separarse, en un contexto, donde toda decisión era del hombre. Cierto que en el mundo grecorromano, había mujeres divorciadas, no repudiadas, pero Pablo es judío, sin embargo, admite que la mujer tenga la opción de separarse de su esposo
Y, es más añade que si el esposo, o la esposa infiel, se separa(se va) que se separé, en ese caso, ya no esta obligado, el conyugé fiel, como sabemos estó se ha  tomado siempre como infidelidad religiosa, pero esto ahora no importa, importa que Pablo esta poniendo a las mujeres al mismo nivel y, hay más.
Pero el punto más fuerte, de este capítulo es el que atañe a la sexualidad en el matrimonio. El hombre era él que  tenía derechos, ya que los hijos se entendía, eran del hombre, la mujer sólo gestaba, por supuesto a nadie se le pasaba por la imaginación que la esposa, pudiese tener derechos sexuales, frente al marido, el marido era “su dueño”, y, entre los deberes de esposa, estaba el tener relaciones intimas con su esposo, siempre que él quisiera, y, a nadie, se le pasaba por mente, que la mujer pudiese pedirlas al marido, pero leamos lo que dice Pablo
“Para evitar la impureza carnal, tenga cada uno su esposa, y, cada una tenga su esposo; el esposo otorgue lo que es debido a la esposa, y, la esposa al esposo. Porque el esposo no es dueño de su propio cuerpo, lo es su esposa; y, la esposa no es dueña de su propio cuerpo, lo es el esposo. No os desaireis a no ser de común acuerdo, para que no os tiente satanas de incontinencia...”
No dudo que en su época esto “escandalizaría” a más de uno, y de una también
Pues ahí esta el primero que reclama derechos sexuales, el débito conyugal para la esposa, frente al marido, y, a la misma altura que este, es Pablo, nuestro San Pablo. Así que dejemos de llamarle misogino