La oracion
Qué es la oración para nosotros, un rito, algo casi mecánico, que hay que hacer; unas formulas acompañadas, de unas posturas, unas palabras que, decimos para obtener algo, un dirigirnos con palabras, de otros, a Alguien, lejano
O, es un encuentro de Amistad, un estar con El Amigo, y, entonces no importará quien haya dicho primero, esas palabras, importará que en ese momento, sean nuestras.
El viejo catecismo, decía:
Orar; "es hablar con Dios, para alabarle, adorarle, y, pedirle toda clase de bienes."
Que me perdone, mi viejo catecismo, pero mal empezamos, si ya limitamos el tema de la conversación
Orar es si, hablar con Dios, y, para hablar tiene que haber, dos, por lo menos.
Dios también tiene sus derechos, sí, Él tiene derecho, a que le dejemos hablar, a que nuestra oración, no sea solo un mascullar palabras, sin parar en lo que decimos, sin aquietar el alma para oír su voz, dejarle que nos hable, en ese rato de oración, escucharle, o, por lo menos estar al quite de oírle, cerrando para ello los postigos del alma, para que no entren ruidos de fuera, es decir, nuestros siete bombos desafinados.
Alabarle si, por los que no lo alaban, con los que lo alaban, alabarle, porque todo lo ha hecho bien, alabarle incluso sin palabras admirando su creación, o, haciendo nuestros los salmos, o, los cantos de los santos, pero dejar que, Él interrumpa, esa plegaria, para reprendernos, o acariciarnos. O incluso a las almas elegidas, llevarlos a los senderos de la contemplación
Adorarle, sobre todo uniéndonos al Santo Sacrificio, adorarle en el fondo del corazón, reconociéndole, y, poniéndole en el principio, y, fin de nuestra vida, hacerlo nuestro Absoluto, eso es; adorar el estar de rodillas, o, sentado, es secundario
Pedirle, si como; “el enano cabezón”; pide a su padre, y, que si el padre no le da lo que pide, no se va de casa, a dónde iba ir, pobrecito mío, pedir, pedir la luna, si se nos antoja, que Dios no, nos la dará porque nos ama, pero se nos dará Él
Y, darle a Él también lo que pida, aunque nos cueste, como le cuesta al pequeñín, dar a su padre lo que le pide
Y, a veces en ese momento de conversación, que como es diálogo de dos, puede empezar Él, sin que estuviese en nuestra mente, orar en ese instante
A veces puede que, el alma se quede como seca, que nuestra mente no arranque, que las palabras se nos atraviesen, que tengamos el día nublado, o, demasiado luminoso, tanto que nada podemos hacer, pues entonces hacer, lo que hacen las mamás con sus bebecitos, que se quedan como, “ tontas” mirándolos, y, mirándolos, y. se les ponen unos ojos, que parece que, no hay más nada que su niño, o, como hacen los enamorados, así también podemos quedarnos, en silencio, mirándolo con los ojos del Alma, intentando entrar en su Misterio, dejándonos sobre todo mirar, y, acariciar por Él, no importa que ese rato, siempre nos llenará de Paz; nos de propósitos buenos, o, en apariencia salgamos con sequedad.
Lo que importa, habrá sido el Encuentro con; El Amado.
Pero si entendemos por oración, el que los lunes a las 5 de la tarde, tengo que rezar el salmo 8, o, el jueves a las 6 rezar, mejor dicho decir 40 padrenuestros, sin fijar en lo que digo, y, diciendo a lo mejor. “padre nuestro”, y, rechazando al gitano, o, al inmigrante.
Alabarle si, por los que no lo alaban, con los que lo alaban, alabarle, porque todo lo ha hecho bien, alabarle incluso sin palabras admirando su creación, o, haciendo nuestros los salmos, o, los cantos de los santos, pero dejar que, Él interrumpa, esa plegaria, para reprendernos, o acariciarnos. O incluso a las almas elegidas, llevarlos a los senderos de la contemplación
Adorarle, sobre todo uniéndonos al Santo Sacrificio, adorarle en el fondo del corazón, reconociéndole, y, poniéndole en el principio, y, fin de nuestra vida, hacerlo nuestro Absoluto, eso es; adorar el estar de rodillas, o, sentado, es secundario
Pedirle, si como; “el enano cabezón”; pide a su padre, y, que si el padre no le da lo que pide, no se va de casa, a dónde iba ir, pobrecito mío, pedir, pedir la luna, si se nos antoja, que Dios no, nos la dará porque nos ama, pero se nos dará Él
Y, darle a Él también lo que pida, aunque nos cueste, como le cuesta al pequeñín, dar a su padre lo que le pide
Y, a veces en ese momento de conversación, que como es diálogo de dos, puede empezar Él, sin que estuviese en nuestra mente, orar en ese instante
A veces puede que, el alma se quede como seca, que nuestra mente no arranque, que las palabras se nos atraviesen, que tengamos el día nublado, o, demasiado luminoso, tanto que nada podemos hacer, pues entonces hacer, lo que hacen las mamás con sus bebecitos, que se quedan como, “ tontas” mirándolos, y, mirándolos, y. se les ponen unos ojos, que parece que, no hay más nada que su niño, o, como hacen los enamorados, así también podemos quedarnos, en silencio, mirándolo con los ojos del Alma, intentando entrar en su Misterio, dejándonos sobre todo mirar, y, acariciar por Él, no importa que ese rato, siempre nos llenará de Paz; nos de propósitos buenos, o, en apariencia salgamos con sequedad.
Lo que importa, habrá sido el Encuentro con; El Amado.
Pero si entendemos por oración, el que los lunes a las 5 de la tarde, tengo que rezar el salmo 8, o, el jueves a las 6 rezar, mejor dicho decir 40 padrenuestros, sin fijar en lo que digo, y, diciendo a lo mejor. “padre nuestro”, y, rechazando al gitano, o, al inmigrante.
Entonces la oración, será un rito vacío