sábado, 25 de mayo de 2013

Ruth

Es uno de los libros más pequeños del A.T

.Allí se narra; una hermosa historia;   que se puede leer desde cada uno de sus personajes, es un relato de fidelidad, y, de Amor, es el grito anticipado del Magnificat.

Sus protagonistas, son los que no cuentan para nada,  dos mujeres pobres, solas, y, viudas,  sin hijos, en una sociedad; donde no ser madre,  era una maldición, y, una de ellas encima, es extranjera, gentil de lo que se puede deducir que idolatra, o por lo menos, no es adoradora de Dios, del modo oficial, y, si la otra esta con ella, pues desde luego aunque sea judía, es lo mismo.

Un día Noemí, se ve obligada a emigrar a tierra de Moab, a lo largo de toda la Biblia, siempre éxodos, o exilios, o, emigraciones, como esas que hacíamos hace tiempo, no muy lejano los españoles, y, que ahora se nos han olvidado, que mala memoria.

Pero ahí tenemos viejas películas, y, viejas canciones que nos lo recuerdan, emigración que ahora repiten los hermanos de África, América, la ex Europa comunista,

también en esta historia, Noemí hubo de emigrar por hambre, no por otras razones, con su esposo, y, sus dos hijos, y se fue a donde pudo, y. allí en esa tierra, sus hijos crecieron, y, tomaron esposas, esposas de aquella tierra, con sus culturas, sus creencias,

Orfa, y, Ruth, pero la desgracia no paraba de perseguir a Noemí, (aunque tal vez, algún fariseo piadoso hubiese dicho, que le estaba bien, por haber ido a un país pagano, y, tener nueras paganas)

Fallecieron;  hijos, y esposo, Noemí, se quedo sola, sola con dos jovencitas viudas, viudas, y, sin hijos, si le quedasen hijos, Noemí podría apelar, y, convencer a sus nueras , que una al menos  aceptase la ley del Levirato, pero no hay hijos, así que sólo le queda volver a su pueblo, después de despedirlas,

Orfa, se resiste un tiempo, pero acaba cediendo, y, vuelve con los suyos, es lo normal, lo natural, qué iba hacer ella, en tierras de Juda, pero Ruth, se niega,

"Tu,  pueblo, será mi pueblo, tu Dios será mi Dios”

 Noemí, se ve “ forzada a aceptarla” y, allá se dirigen las dos mujeres sin más compañía que la propia sin hijos, solas, apoyándose la una en la otra.

Como todos los sencillos de corazón, confían en Yahvé, saben que Él no abandona a los suyos, sólo así pueden seguir adelante,

¿Quién va dar trabajo, y, menos aún quien va desposar a una moabita?

Pero Dios vela por ellas, y, hace que un pariente no demasiado lejano de Noemí, un primo de su esposo permita a Ruth espigar en el campo, y, que a éste le cautive la belleza de la joven; pero antes que Booz, esta otro pariente, pariente que desde luego no tiene interés, en desposar a una moabita pagana, y, pobre, por más que su religión ahora sea la de Israel, así que no le costará trabajo renunciar a ella, y, Booz podrá tomarla por esposa, sacando su oprobio de mujer sola,

 Noemí, ya no será tampoco la mujer sola; puesto que en Booz, y, Ruth tendrá sus hijos, y, la bendición continuara, Ruth dará á luz un niño, y, en ese niño, se acabaran su maldición, y, la de su suegra, ese niño que ella da a luz, para perpetuar el linaje de su esposo, de su primer esposo, así era la Ley del Levirato, no dejará de ser, porque lo es hijo de Booz su esposo, el hombre bueno, al que no le ha importado casarse para dar hijos a un primo más o menos cercano, ese niño acaba con la esterilidad de Ruth, la introduce de verdad en la historia del pueblo elegido, y, a Noemí la convierte en abuela, es más la convierte en madre.

Pero sobre todo, el pequeño Obed, padre de Isai, padre a su vez de David, es uno de los pasos de Dios en el camino de su locura de Amor, porque de esta familia nacerá andando el tiempo el Salvador, y, todo, gracias a la bondad del corazón, de una joven pagana, Ruth, y, de una mujer buena Noemí, que no cerro su corazón, y, no discrimino que como su descendiente. 
Jesús haría siglos más tarde, sabía que la bondad reside en las personas, y, que Dios ama a todas, pero en especial a los que nadie quiere