sábado, 25 de mayo de 2013

cristiano ante la muerte

Decir que el cristiano no tiene miedo a la muerte, es además de falso una solemne tontería, puesto que no somos tan santos, como para que no tengamos desde ese pequeño temor, que rechazamos por la Fe, de que todo acabe en la nada.

Aunque sólo sea un instante de duda, y, porque no hay nadie que esté tan seguro de sí mismo, que diga “yo el cielo ganado” sabemos que Dios no falla, pero nosotros, somos un desastre.

Pero dejando eso a un lado el enfrentamiento del cristiano con la muerte, no es como la de los demás hombres

Como el ateo, y, el agnóstico, e incluso algunos creyentes, de religiones tribales africanas, que creyendo en Dios, como por ejemplo los antiguos judíos, los saduceos no creen en la inmortalidad del alma, y, por lo tanto, ven la muerte, como el final absoluto de todo.

“Muerto el perro se acabo la rabia”

No, nosotros sabemos, que somos eternos, que nuestra vida, del mismo modo que no se acabo al salir del útero, no se acaba al salir de este mundo, pero eso también lo creen todos los creyentes en la reencarnación.

La diferencia esta en que nosotros sabemos qué, tú y yo, seguiremos siendo; las mismas personas, en el destino elegido, pero seremos nosotros, que la persona no muere nunca

Sólo,  hay cambio de domicilio, claro que gracias a Dios, esto también es compartido por creyentes de otras religiones, que dan culto a sus muertos.


Pero aún vamos más lejos, para nosotros la muerte, no rompe el contacto con los seres queridos, seguimos unidos por la Comunión de los Santos, pues somos parte del mismo Cuerpo.

La Iglesia;  para otros creyentes, el alma es inmortal e individual, como nosotros creen en la vida eterna, pero nosotros creemos, y, sabemos que también el cuerpo, será rehabilitado, el como, no, nos importa, porque nos lo van a dar hecho

Y, aquí judíos, y, musulmanes, creen con nosotros, pero ellos se quedan aquí, esperan la resurrección final, pero no pueden dar el nombre de nadie que haya resucitado, lo que en el caso de los judíos es una pena, porque precisamente, el Primero que experimento la Resurrección fue un joven de su pueblo, un judío Jesús.

Nosotros ya tenemos a un Resucitado, bueno a dos,  si contamos con Maria, y; en el bautismo hemos recibido el germen de la Resurrección, sabemos que en el Cielo, veremos, y, gustaremos a Dios, pero también que en Dios veremos a todos, los que amamos, que nada termina aquí.


Por eso el miedo a la muerte, es por nuestra debilidad, y, porque a veces somos tan burros que podemos elegir; El Mal, Dios no lo permita.