El profeta que como Jesús está en Manos de Dios no se deja intimidar ni halagar.
Sí el profeta es un verdadero profeta, no un charlatán, o lo que es peor no se deja intimidar, asustar ni aunque le vaya en ello la vida, tampoco dice lo que no debe decir, para alabar el mal, justificarlo, no el profeta, como Isaías, Jeremías, Juan Bautista, Jesús, dice lo que Dios le manda, denuncia el mal, muestra el bien, avisa de las consecuencias del mal, no teme a la muerte, aunque le tenga miedo, no busca tronos ni poder. por eso es tan difícil ser profeta, y, por eso hoy hay algunos que se dejan halagar por salir en un plató de tv, o vender un libro, la pena es que a veces son los que más obligación profética tienen.