Todo él que toca a Cristo queda curado
No él que toca a una imagen, no él que toca a Cristo, al de verdad, al que vive en el hermano en el otro, no importa quien sea, pero sobre todo, si es un enfermo, un pobre, un rechazado, un niño nacido o no, cuya vida corre peligro
En el Sagrario, en La Iglesia, en los sacramentos, en La Escritura, quien lo toca, mejor dicho, quien se deja tocar por él, queda curado no de los males físicos, que también puede hacerlo, sino de la lepra y el cáncer del pecado, de la indiferencia
Por eso como dice el Papa Francisco es preciso que nos dejemos tocar por Cristo, y, que toquemos sus llagas gloriosas que son todos los que sufren