El crepúsculo de los dioses, película del año 1950, dirigida por Billy Wider, con Gloria Swanson y Willian Holden en los papeles principales.
La película empieza con la visión de un cadáver en una piscina, cadáver que nos cuenta su historia, aunque en realidad es más bien la historia de Norman Desmond, actriz de cine mudo, que no ha aceptado el avance del tiempo, y, que sigue metida en un mundo irreal, creado por ella misma, claro que esa es también la historia del cadáver, bueno del hombre que fue Joe Gillis, escritor mediocre, no lo siguiente, pero empeñado en negar su realidad, soñando con vivir a todo tren, tener casa y piscina, lleno de deudas, será precisamente todo, esto lo que le llevará hasta la mansión de Norman Desmond, y, allí se quedará a vivir, transformándose en su mantenido, sin darse cuenta de que vive en una vida degradada, que es sólo un pelele de Norman, Joe, romperá con los amigos, con la novia, con lo que le ataba a la vida real, en lugar de ayudar a Norman, a aceptar la realidad, la secundará en su plan absurdo de volver al cine, asi se montará en su casa, un falso rodaje, que Norman engañada secundará, pero al día siguiente, al descubrir la verdad, y, al decir le Joe que la deja, lo empujará a la piscina, él que había querido tener una casa con piscina, acabo muerto en ella, Norman seguirá en "la cárcel" que se hizo ella misma, engañada por ella, y, por los que con el pretexto de que la aman, la mantienen en el engaño, para vivir como vampiros a su costa
La película además de tocar el drama de los actores del cine mudo, al llegar el sonoro, vaya por delante que eran mejores los del cine mudo, muchos se adaptaron pero otros, como en esta ficción fueron incapaces, pero para mí va más allá y eso la hace actual, todos tenemos un poco de Joe, nos creemos a veces con capacidades que sólo son reales en nuestros sueños, o lo fueron en tiempos, pero en vez de avanzar, aceptar ayuda para hacerlo o pedirlo, vamos buscando, un "lugar" donde seguir soñando, a veces a costa de vender o alquilar nuestra dignidad, o mal venderla por halagos, servilismos.
Como Norman Desmond, también a veces nos cuesta aceptar que el tiempo, nos ha dejado huella, que ya no podemos seguir como antes Y, lo mismo que "los amigos " de Norman a veces nos falta valor para decirle al amigo, que ha de cambiar, que su tiempo paso, pero que hay otro, simplemente, porque tenemos miedo a perder su amistad, no, a perder nuestro apoyo, nuestra comodidad.