Viene para dar luz y para cegar
Jesús en el Evangelio de Juan, dice que viene para que los que no ven, vean, es decir para dar luz, y, para que los que no ven, se vuelven ciegos, es decir para cegar.
Esto suena escandaloso, escandaloso y cruel, para que iba Jesús a querer cegar a nadie, si además él es La Luz, la respuesta la da él mismo,, en el mismo Evangelio, viene para iluminar, como hace la luz, cuando nos ponemos bajo ella nos ilumina, nos hace ver las cosas, nos muestra lo que hay, también lo que no quisiéramos ver, Jesús del mismo modo con su Vida, con su Palabra, por medio de los otros, de su Iglesia, nos muestra nos indica lo que va bien en nosotros, lo que podría ir mejor, lo que va fatal, no lo veíamos, éramos ciegos, pero él nos ilumina,
Pero del mismo modo, que la luz natural o artificial si la miramos de frente nos ciega, nos deslumbra, del mismo modo, si miramos a Jesús, de frente, si nos oponemos si pasamos por encima de su Palabra, nos creemos por encima de todo, si no hacemos caso a los hermanos, a su Palabra, a La Iglesia, a nuestra conciencia, si vemos todo como cosa del pasado, y, escudriñamos a ver si hallamos algo que nos convenga para ser buenos cristianos y buenos mundanos, lo que es imposible, entonces nos metemos en la oscuridad
Pero lo malo, no es la oscuridad, porque mientras tengamos la decencia, de decir que estamos en ella, Jesús seguirá yendo en nuestra búsqueda, y, tan pronto bajemos la vista, es decir nos sometamos a él, nos iluminará, mostrándonos, lo que esta mal, lo peor es cuando, decimos, "La Iglesia dice, la Biblia dice, pero yo lo tengo muy claro..."