Jesús vivo ante los discípulos. Los discípulos de Jesús no tenían duda alguna, su Rabí estaba muerto, había sido el fracaso total, ahora tenían miedo de que vinieran por ellos, y, acabar igual
Estaban bien cerraditos, los portones de hierro bien asegurados, Y, de pronto todo se lleno de Luz, él estaba allí vivo, lo cual era imposible, miraron hacia el portón a ver si alguno lo había dejado abierto, y,si, se había colado un espía, o un asesino mandado por Caifás, pero el portón estaba bien trancado, el primero que lo vio se froto los ojos, “estoy soñando” se dijo, pero vio que todos estaban haciendo lo mismo, y, nadie sueña en grupo, tenía que ser un fantasma, una aparición como cuando Jeremías se apareció a Judas Macabeo
Jesús avanzo, Shalom, qué pasa chicos, ni que hubierais visto a un fantasma, no veis que soy yo, veis aquí tengo las heridas en manos y pies, venid tocad, comprobad que no soy un espíritu, soy de carne y hueso, no acabáis de creerlo, no importa dadme algo de comer. Le ofrecieron lo que tenían y comió con ellos, les partió el pan como sólo él sabe hacerlo, ellos le hicieron miles de preguntas, que no fueron todas respondidas: ellos no podían en sí de la alegría, ahora que se preparasen los romanos, no cabía duda de que Jesús iba restaurar el Reino de Israel, pero Jesús casi riéndose, les dijo que eso era asunto del Padre, no cosa de ellos, ellos con La Fuerza del Espíritu Santo, dentro de poco, deberían llevar el conocimiento de su Nombre a todos los pueblos
Alzaron la vista, ya no estaba, sin embargo aunque no lo veían, sentían que estaba al lado de cada uno, y, no, no era sueño, ni imaginación. Eran sus discípulos, y el Maestro estaba vivo entre ellos y con ellos.